Sara Baras es una de las representantes del flamenco a escala mundial. Bailaora, directora y coreógrafa, la artista gaditana comenzó su andadura sobre los escenarios hace más de 30 años y se ha convertido en un referente del baile. El Premio Nacional de Danza 2003, la Medalla de Oro de Andalucía 2004 y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2020 son solo algunos de los muchos reconocimientos que figuran en su carrera artística.
En su último espectáculo, Alma, el flamenco y el bolero se abrazan como nunca antes en la música y el baile. La función estará del 1 al 19 de junio en el Teatro Tívoli de Barcelona. "El estudio tiene que estar primero para que, cuando se levanta el telón, puedas de verdad sentir lo que haces y tu cuerpo ya esté preparado", asegura Sara Baras sobre la base para bailar en una entrevista con Crónica Directo.
--¿Cómo está viviendo esta vuelta a los escenarios?
--Si de por sí ya hemos estado dispuestos a entregar el alma, ahora todavía más, que estamos con más ganas si cabe. Es un espectáculo que sentimentalmente también es fuerte y la experiencia que se vive durante una sola noche es muy bonita. Estrenamos en Sevilla y ahora tenemos todo el año sin parar.
--¿Cómo se siente al poder tener una gira en tiempos tan complicados?
--Solo tengo palabras de agradecimiento para el público porque, gracias a él, nosotros seguimos soñando y haciendo soñar. Pero ahora se nota una necesidad del tiempo que nos han quitado, una necesidad de volver a sentir, del directo, de compartir, de abrazarse, y es muy bonito. Está todo el mundo por la labor de que sea una noche especial y eso se agradece mucho. Y ahora sin mascarillas más, que se ven las sonrisas más que nunca.
--¿Qué va a poder encontrar la gente en ‘Alma’?
--Alma realmente es un espectáculo tipo concierto que fusiona las melodías de bolero conocidas con los palos del flamenco más tradicional. Son siete músicos en directo dirigidos por Keko Baldomero, que es el creador de la música, y después hay cinco chicas y un chico de cuerpo de baile que intercalan los números conmigo. Hay momentos que lo que se fusiona más del bolero y el flamenco es musical y otros que es la parte coreográfica. La verdad es que es muy bonito porque el movimiento del bolero va flotando, es muy suave, muy tranquilo, y al fusionarlo con el flamenco, que es tan fuerte y pasional, se crea algo especial. Después tenemos también tres artistas invitados que hacen versiones de tres boleros y que son Juana La del Pipa, Rancapino Chico e Israel Fernández. Estamos todos enamorados de este Alma. Decimos que es un espectáculo completo, de corazón flamenco y alma de bolero. Yo personalmente le tengo triple cariño porque va dedicado a mi padre, entonces es un gusto levantar el telón con este espectáculo.
--¿Por qué el bolero?
--Ahí es donde aparece mi padre. Mi padre era un enamorado de los boleros, y con él siempre los escuchábamos. Hablamos de la dificultad que tienen los palos del flamenco, de la complejidad tanto rítmica como de melodía y armonía. Con él hablábamos de adaptar los boleros a esos tiempos y empezamos como un juego que al final ha sido una fusión preciosa. En la música ya hace muchos años que se ha hecho, pero como espectáculo y como coreografía ha sido una cosa más nueva.
--¿Para hacer flamenco es necesario tener alma?
--Sí. Es necesario estudiar mucho, tener una buena técnica y, por supuesto, hace falta tener mucha alma y corazón. No solo por la pasión, sino también por ese no sé qué del que hablan, ese duende o talento con el que de pronto tu propia personalidad hace que todo cobre un sentido distinto. Yo creo que eso es súper importante siempre sin dejar de estudiar. La técnica es muy importante que esté en un buen nivel, sobre todo para olvidarte de ella y dejarte llevar por tu corazón.
--¿Pesa más el alma o el estudio?
--Realmente tienes que llegar a un muy buen nivel técnico para olvidarte y dejarte llevar por tus sentimientos, si no no es completo. Y, cuando no tienes el nivel técnico, por mucha alma que tengas, te faltan palabras, vocabulario, y el cuerpo no es capaz de expresar todo lo que siente. La fusión de las dos cosas es lo verdaderamente perfecto. Pero el estudio tiene que estar primero para que, cuando se levanta el telón, puedas de verdad sentir lo que haces y tu cuerpo ya esté preparado. No hay que pensar en hacerlo y controlar cada movimiento, sino en dejarte llevar. También hay un elemento que es muy importante, que es el trabajo en equipo, que estemos todos inspirándonos, transmitiéndonos una energía que al final se transmite al público. Ese aire mágico es maravilloso, te hace bailar mejor, tener un mensaje todavía más especial y más bonito.
--¿Cómo se encuentra el flamenco en España?
--Incluso con la pandemia, yo creo que no hemos parado de ensayar, estudiar, compartir y aprender a comunicarnos de otra manera mediante un ordenador. Yo creo que hay un nivel en el flamenco buenísimo. Ya parece que estamos tocando más la nueva normalidad y supongo que eso nos dará todavía más facilidad para poder ver más espectáculos, compañías, estudios, gente joven saliendo, porque la verdad es que este arte ahora está en un momento maravilloso.
--¿Cómo ve a las nuevas generaciones?
--Da pena porque realmente deberíamos tener más ayuda, porque viene mucha gente empezando y hacen falta escuelas y compañías, pero por maestros y por gente joven aficionada muy entregada hay un nivel muy bueno.
--¿El flamenco tiene el reconocimiento que merece?
--A veces piensas que si no fuera nuestro, le daríamos más sitio, eso da mucha pena. Pero, por otro lado, el público responde siempre de una manera maravillosa y eso es de agradecer.
--Aunque sí que tiene respeto alrededor del mundo…
--Sí, fíjate que, por ejemplo, Paco de Lucía, Enrique Morente, Camarón de la Isla, Antonio Gades... todos esos artistas nos han abierto las puertas del mundo y han conseguido que ahora se vea la grandeza de un arte y la dificultad que tiene. Por eso se le respeta tanto, yo creo que es gracias a ellos.
--Después de tantos años, ¿cómo se innova?
--Cuesta encontrar qué es lo que quieres hacer, pero cuando la idea surge, ya va todo mucho más fácil de lo que es. Por supuesto, con mucho trabajo y con un gran equipo que esté por la labor de dejarse el alma, pero es más fácil de lo que crees siempre y cuando la entrega sea al cien por cien de lo que eres para el proyecto. Y por supuesto, no olvides quién eres. No olvides que, por ejemplo, en este caso, somos flamencos, fusionándonos con alma de bolero, pero realmente tenemos los pies muy en la tierra. Por eso creo que es fácil la fusión, porque la riqueza del flamenco nos da la oportunidad de poder jugar con otros ritmos, otras melodías y otro sentido.
--¿Cómo ha cambiado la industria en los años que lleva?
--Ha cambiado todo mucho, desde hace 30 años. La manera de comunicarnos ahora es mucho más fácil. Tú puedes estudiar desde casa, pero hace 30 años simplemente para ver un espectáculo tenías que viajar y vivíamos más del directo, de lo que pasaba esa noche allí a esa hora. Ahora todo se graba, todo se pasa y hay muchas más facilidades. Por otro lado, sentir el directo, sentir que el efecto sea la propia personalidad del artista, es algo que ahora se valora mucho, ya que tenemos la parte técnica tan avanzada. El flamenco sin corazón no vale, por lo que es difícil encontrar esos momentos especiales que antiguamente los maestros tenían. Cuando lo nombraron Patrimonio Inmaterial Cultural de la Humanidad, realmente era un arte que empezó esa generación cuando eran minoría. Sin embargo, ahora está en el mundo. De pronto, vas a un festival al otro lado del mundo y el respeto que le tienen al flamenco es una cosa preciosa. Con eso te vuelves a dar cuenta de la grandeza de este arte.
--Después de tantos premios, medallas y reconocimientos, ¿qué le falta lograr?
--Cuando veo la lista de premios, es verdad que a mí misma me sorprende. Yo sigo mi carrera. Realmente sigo con la ilusión de hacerlo bien y hacer algo bonito. Cuando nos apasiona a lo que nos dedicamos, eso es ya un regalo que te da la vida. Por otro lado, lo mezclo con mi parte solidaria, que para mí es muy importante, con las niñas Rett, que soy madrina de la fundación y voy siguiendo la investigación de esta enfermedad e intento estar con ellos el tiempo que puedo. Mediante el baile, aunque parezca mentira, puedo tener mi propia voz y puedo poner mi granito de arena. Ahí es donde más estoy. Por lo demás, es baile, es compartir y por supuesto es también que soy muy casera, la vida familiar con mi hijo y mi pareja es una suerte.
--¿Habrá Sara para rato en los escenarios?
--Cuando iba a ser mamá pensé que tendría que aprender a bailar menos fuerte, pero no sé qué me pasa que estoy más fuerte que nunca. No sé cuándo voy a decir: “Ya toca”. Aun así, intentas aportar lo que sabes a las nuevas generaciones porque, por supuesto, me queda mucho que aprender, pero también tengo ya un poquito para dar.