En pleno revival de los 80, llega una película española que recupera el espíritu de films como Los Goonies o Cuenta conmigo, pero con mucho más retrato social. Se trata de El universo de Óliver, la última película de Alexis Morante (El camino más largo, Camarón: Flamenco y Revolución) protagonizada por María León , Salva Reina y el joven Rubén Fulgencio, con un Pedro Casablanc que se convierte en el cuarto eje de esta historia.
La cinta es una puesta al día de ese cine que, como no podía ser menos teniendo al realizador de detrás, no sólo se centra en el crecimiento del joven Óliver, sino que por el camino muestra los problemas de una familia marcada por el desempleo, la precariedad de una sociedad recién salida del franquismo, donde la mujer quería encontrar su papel cómo podía y le dejaban.
Nuevo enfoque
El mismo Casablanc señala que ese punto de vista feminista es una de los factores que distingue la propuesta. Eso y la puesta en valor de una magia que muchas veces dejamos de lado, como el cine, y que es puramente reivindicable para seguir creciendo.
Crónica Directo habla con el actor y María León en esta revisión de una década que fue muy importante para la sociedad española y para su juventud.
--Pregunta: ¿Cómo les llegó el proyecto?
María León (M.L.): Llegó el guion a la oficina y me pareció precioso y digno de escuchar y bailar. Esa fue nuestra suerte, la valentía del director.
Pedro Casablanc (P.C.): Alexis Morante es un director muy valiente y se atrevió a darme un papel de caracterización importante, porque es mi personaje tiene bastantes años más que yo, muy andaluz, que lo soy aunque no lo parezca (bromea). Fue muy intenso y muy divertido.
--P: ¿Háblennos de sus personajes? Casablanc hace de un abuelo muy especial y crucial en la película, y en el caso de León tiene un trasfondo de peso.
M.L.: Sí, en el caso de mi compañero, compone un personaje de un abuelo majara. No es cualquier abuelo, que para hacerlo has de tener un pellizquito a parte de la edad (bromea). Sobre Carmela... Hablamos de una época muy concreta... diría que es una madre de los 80, o lo que yo tengo de referente. Unas madres de una generación muy concreta que venían de un lugar bastante oscuro. Había un cambio en ser madre, porque eran madres muy jóvenes y creían que con casarse y tal encontraban la libertad. Si bien en esa época tenían la oportunidad de hacer cambios reales, no disponían de las herramientas. Para mí, la película es un homenaje a las madres y abuelos de la época.
P.C.: Y hay algo muy bonito en Carmela, la voluntad de querer perfeccionarse, de estudiar, que la convierte en un personaje tremendamente tierno, aunque el abuelo la llama siesa manía. Es un personaje duro, pero que quiere superar ese pozo de desempleo y misterio en el que está, con un marido bastante impotente e incapaz de moverse. Ella es la que mueve la casa. En el caso del abuelo, es la magia de la película, el que conduce al niño de la infancia a la edad adulta en el camino de la adolescencia. La magia es el tema de la película.
--De hecho, es un cine muy familiar que no siempre está bien tratado. ¿Creen que sucede así? ¿Son de la opinión de que el cine familiar es la clave para que los más pequeños descubran esa magia del cine y no muera?
M.L.: El cine siempre hay que recuperarlo. Volver al cine siempre es un viaje que nunca deberíamos perdernos. Esta película, concretamente, tiene muchísimos géneros. Tiene algo de realismo mágico, está cargada de política... Creo que Alexis ha conseguido hacer una película para todos los públicos. Los niños se pueden sentir identificados, como hemos comprobado que empatizan y viajan a través de la mirada de Óliver, y los adultos igual, porque la película está cargada de cosas que te hace identificarte con los personajes. Es difícil hacer este tipo de cine, pero como cualquier otro género.
P.C.: Si tuviéramos la fórmula de cómo ir al cine seríamos millonarios. Los productores nos contratarían para saber qué hay que hacer. Esta película es un homenaje a un cine de los años 80 que muchos vimos, recupera la magia de ese cine y lo trae a la actualidad junto con la denuncia social y un montón de temas que actualmente están en el candelero.
--Totalmente, porque habla del trato a los abuelos, de la precariedad laboral y social, de esas mujeres en lucha sin que se las escuche y sin tener herramientas, como decía María. ¿Las cosas han cambiado mucho, por eso? ¿O parece que todo ha cambiado y no es tan así?
M.L.: En algunos aspectos quiero pensar que sí. Las mujeres ahora tenemos más herramientas y ha habido una evolución, en otras cosas hay temas que siguen muy presentes, que continúan en conflicto y que están más vigentes de lo que me gustaría.
P.C.: La película sí que cambia respecto a las películas de los 80, precisamente, porque hay alguna pincelada muy moderna, feminista, en algunos personajes: la niña de la que está enamorado Óliver, el mismo Óliver, el personaje de Carmela.
--Otro de los temas que retrata, sobre todo, es la relación con el abuelo. Un tema que ahora puede resultar sensible tras lo vivido en la pandemia, ¿lo ven así?
P.C.: Es posible. La indefensión en la que se han visto muchos abuelos y seres queridos mayores, sobre todo. De hecho la película está dedicada al abuelo de Alexis y a todos los abuelos.
M.L.: Además el abuelo es un referente. Es quien ayuda a Óliver a tener una ventana donde poder enfocar y ver su universo. Los referentes son importantes.
P.C.: Es el personaje más sabio, es un filósofo, es un Diógenes en su barril de madera, viendo las estrellas. Y esa reivindicación también es importante, la de la relación y la sabiduría de los mayores a los que se les está dejando de lado en estos tiempos de Instagram en lo que todo es muy rápido.
--Por último, ¿qué más tienen entre manos?
M.L: Tengo rodajes que no sé si se pueden decir, pero con Movistar voy a estar en un programa, Zasback, de personajes que cuentan una anécdota real mezclada con ficción. Un poco de comedia que me hace ilusión.
P.C.: Yo estreno en dos semanas Sin ti no puedo, de Chus Gutiérrez y estoy terminando mi colaboración en la segunda temporada de 30 monedas. Y hasta aquí puedo leer.