Marisa dos Reis Nunes, más conocida como Mariza, es la mayor voz de la música portuguesa. Se trata de una de las cantantes lusas con mayor proyección internacional. Con más de 20 años de trayectoria, la artista cuenta con diez discos e importantes reconocimientos, como el Premio Luso-Español de Arte y Cultura, otorgado por los ministerios de Cultura de España y Portugal en consideración a "su trabajo en favor del fomento de las relaciones" entre ambos países.
La cantante reactiva su gira tras la pandemia por el coronavirus y actuará en el Palau de la Música de Barcelona el próximo 17 de marzo en el marco de Festival Mil·leni. La artista se encuentra inmersa en su última gira, en la que interpreta algunas canciones de Amália Rodrigues tras el homenaje que le hizo en su último disco. La portuguesa resalta la importancia de la fadista y repasa su trayectoria en una entrevista con Crónica Directo.
--Actúa en Barcelona por el Festival Mil·leni. ¿Cómo se siente?
--Con muchas ganas. Nuestra gira empezó en enero en Estados Unidos y vamos a intentar hacer todas las fechas. Ahora el mundo ha cambiado. Pero tengo muchas ganas de volver a Barcelona y actuar en el Palau de la Música, que es un sitio que a mí me encanta y es un honor pisar ese escenario tan maravilloso. Va a ser muy bueno poder cantar ahí.
--¿Qué relación mantiene con su público español?
--He hecho conciertos en varias provincias españolas y el público es encantador. Lo único que no me gusta es que yo hablo portugués y tengo miedo de no saber utilizar bien las palabras. Pero siempre siento que estoy en casa y recibo un cariño gigante siempre que hago giras.
--Ha hecho colaboraciones con artistas españoles. ¿Qué le aportaron?
--Para hacer colaboraciones tengo que gozar de las personas. No solamente tiene que ser un buen cantante, tiene que ser una persona que me caiga bien. Todos los cantantes españoles con los que he hecho duetos son personas maravillosas. Desde Vanesa Martín a José Mercé, pasando por Miguel Poveda son muy buenos cantantes, pero también muy buenas personas.
--Recibió en 2018 el Premio Luso-Español de Arte y Cultura por "su trabajo en favor del fomento de las relaciones" entre los dos países. ¿Cómo es esta unión?
--Me parece muy buena. Cada día estamos más conectados y juntos. Cada día hay una forma más próxima y cultural de mezclarnos.
--Homenajea a la gran Amália Rodrigues. ¿Qué importancia tiene?
--Sería lo mismo que si yo fuera guitarrista y homenajeara a Paco de Lucía. Los grandes tienen que ser siempre renombrados, cantados, tocados y escuchados, si no las personas se van a olvidar. Amália Rodrigues ha sido la mejor cantante portuguesa del siglo XX y tiene que ser recordada como tal.
--Ha sido comparada con Amália Rodrigues. ¿Qué le parece?
--Que la gente no sabe lo que dice [ríe]. Yo entiendo que quieran comparar con lo que se recuerda, pero somos personas muy distintas, vivimos en tiempos diferentes y vidas muy diferentes. No nos parecemos.
--¿Cómo es su homenaje?
--La canto a mi manera, es todo diferente, con una orquesta brasileña. Es una forma de aproximación diferente. Yo no pretendo ser Amália, quiero ser yo misma con mi forma de cantar y mi forma de sentir. Cada persona tiene su forma de sentir la música. Los discos y la sonoridad que me han motivado para hacer este tributo son atemporales. Estuvo hecho en los años 80, pero lo escucho hoy y los arreglos continúan siendo muy contemporáneos. Eso es lo que me ha motivado a buscar una sonoridad más clásica, como la suya. Pero yo canto a mi manera, no hay ninguna pretensión de cantar igual.
--Es la embajadora de la música portuguesa en el mundo. ¿Cómo se siente?
--Yo intento llevar lo máximo que puedo, pero los embajadores son los que lo reciben, aquellos que escuchan la música que yo hago y la perpetúan. Yo simplemente soy quien lo pone a disposición de ellos. Para mí es un honor poder llevar la cultura portuguesa a través de mi música. Pero llevo haciendo eso ya muchos años.
--¿Alguna vez ha sentido responsabilidad?
--Siempre. Ya sea cantando en una pequeña taberna o en un gran escenario, yo la siento siempre. La responsabilidad empieza en mí misma como cantante. Yo soy una persona muy recta cuando estoy trabajando y no me gusta que las cosas no salgan como yo las he imaginado en mi cabeza.
--Lleva más de 20 años de carrera, ¿cómo recuerda sus inicios?
--Fueron maravillosos y muy buenos. Y los menos buenos, encantadores, porque me han hecho aprender y me hacen la persona y la cantante que soy hoy. La vida ha sido muy generosa conmigo.
--¿Qué valoración hace de las nuevas generaciones de fado?
--Lisboa ha cambiado muchísimo. Yo canto fado desde los cinco años y voy a hacer casi 50. El fado ha respirado y palpitado en cada barrio de Lisboa, pero ahora ya no tanto. Las personas ahora tienen un trabajo más difícil, pero también tienen el lado bueno de las plataformas digitales y la distribución de la música. Eso no estaba hace 22 años. Mi primer disco fue para hacer un regalo a mi padre y entonces no había ni una sola editora en Portugal que quisiera un cantante de fado. Años después todas las editoras tenían uno. Tiene sus puntos negativos y sus puntos positivos. Quien llega ahora tiene un trabajo más difícil de aprender.
--El flamenco se está reinventando últimamente. ¿Está pasando lo mismo con el fado?
--Yo siento que en el fado se está buscando la sonoridad contemporánea, pero respeta mucho los cánones y las tradiciones. El flamenco siento que ya está más rasgado, más mundano, más joven.
--Dijo que el coronavirus le quitó la inspiración para componer. ¿En qué momento se encuentra ahora?
--Estoy muy preocupada con el mundo de hoy y eso me quita el sueño. Intento entender en qué mundo voy a vivir los próximos años, en qué mundo va a vivir mi hijo y cómo está cambiando el ser humano. Cada vez más pienso en las personas y se hace más difícil la comunicación porque no entiendo al ser humano. Estoy buscando formas de entenderlo. El escenario es una cosa, pero fuera de él se me hace muy difícil.
--¿Está enfadada?
--No. Me siento frágil. Yo no soy una mujer política, pero no entiendo. Yo pensaba que estábamos todos más seguros, que tras la pandemia podríamos vivir y ser felices. Pero no.
--Además de la gira, ¿en qué está trabajando?
--Yo estoy trabajando poco a poco en el estudio. La inspiración está muy baja y estoy intentando entender también lo que quiero decir. A mí no me gusta interpretar canciones de otros, no soy así. Estoy buscando las palabras ciertas, las canciones ciertas, aquellas que puedan transmitir lo que en este momento siento yo. Todos los discos son así, son momentos.