Los orígenes de La Cubana son los mismos que los de cualquier compañía de teatro de pueblo en Cataluña: el teatro de aficionados, amateur, tal y como remarca su director, Jordi Milán. Como si fuera una afición más, Milán, junto a Vicky Plana, decidió aventurarse en 1980 en el mundo del espectáculo. Una andadura que ha desembocado en una trayectoria de 41 años encima de los escenarios, consolidados como una de las firmas más aclamadas del país.

El nombre del grupo fue escogido una noche de borrachera de 1980. Al parecer, la madre de Vicky hacía obras en su negocio. Fue entonces, cuando al limpiar la fachada apareció el nombre de un antiguo comercio llamado La Cubana. Lo tenía todo: era exótico, aventurero y estaba estrechamente vinculado al legado cultural de Sitges, el municipio que los vio nacer, crecer, debutar, y que todavía hoy les sirve de fuente de inspiración. De hecho, es en este coqueto y costero municipio del Garraf donde hasta Navidad se puede visitar la exposición dedicada a estos 41 años de producción teatral. A partir de entonces, se les volverá a ver encima de los escenarios... o en la pequeña pantalla.

--Pregunta: ¿Cuál es la clave para mantenerse 41 años encima de los escenarios?

--Respuesta: No lo quiero saber, porque da la sensación, en definitiva, de que si lo sabes parece que tengas la fórmula. Si hay algún secreto es hacer siempre lo que nos ha gustado a hacer. A mí, personalmente, lo que me ha apetecido, porque si te gusta a ti es posible que le guste al público. Toda la gente que se dedica a la creación es como una esponja que va chupando, pero sin darse cuenta de que chupa. En el momento de crear sale todo.

--¿Cómo fue su inicio? ¿Llegaron a pensar en la repercusión que tendrían?

--La filosofía no ha cambiado, continúa siendo la de practicar un teatro artesanal, heredado de practicar el teatro amateur de pueblo. Jugamos con un teatro muy cotidiano, no reconocible normalmente como teatro y que pasa inadvertido como teatro. Antes todos hacíamos de todo, los actores eran montadores, vestuaristas, cosíamos, barríamos... Ahora nos lo hacen. Sin embargo, quiero remarcar que seguimos pendientes de todo. Nunca llegamos a pensar que tendríamos esta repercusión, de haberlo pensado, nos habríamos cagado en los pantalones. Hacer teatro era nuestro hobby.

--¿La Cubana tiene prevista una retirada?

--Hombre, siempre pueden pasar mil cosas, pero de retirada, retirada, por ahora, no tenemos nada previsto. Funcionamos mucho en el día a día. Cuando empezamos una cosa, siempre tenemos otra. Mientras haya gente a la que le gusta el teatro y, en concreto, el teatro que hace La Cubana, no habrá retirada.

--¿Cuál consideran que es su mejor número?

--Todo lo que hicimos al principio era muy de vanguardia, nos metíamos en los mercados, en los escaparates de las tiendas. Luego también hicimos cosas muy novedosas y muy fuertes: Cómeme el coco negro, Cegada d’amor. La nit d’Opera, era muy complicada de hacer. Cada proyecto tiene su complicación y su historia. A mí, particularmente, me gustan todos, yo no he tenido hijos, pero veo que el que los tiene dice que a todos les quieren igual. A mí me pasa más o menos lo mismo.

--¿Cómo llegan a dar el salto a la televisión?

--Casualidad. En TV3, en el año 90, nos ofrecieron hacer un fin de año. Nosotros dijimos que sí, pero luego no nos gustó la idea. Propusimos otra y nos la aceptaron. Tuvo mucho éxito, nos metimos sin saber nada, pero como salió bien, nos ofrecieron más proyectos. Hicimos Els Graus, Les Teresines… más tarde, TVE. Ahora tenemos más cosas para hacer, la pandemia nos ha servido para tener ideas más interesantes.

--¿Puede adelantar alguna cosa?

--No, pero volveremos a la televisión pronto. Estamos hablando.

--¿Consideran que ‘Teresines SA’ es su mejor proyecto audiovisual?

--No. Teresines es un producto que cuando salió no te creas que gustaba mucho a los directivos de TV3. Era una cosa rara, decían que gritábamos mucho, que hacíamos muchas cosas a la vez. Si lo comparas con la televisión que se hace ahora, era una balsa de aceite. Sinceramente, creo que Teresines ha gustado más con el paso del tiempo, digamos que se ha valorizado. Considero que a mucha gente joven le hace gracia porque ven reflejados un mundo familiar que ellos conocen.

--40+1, ¿cómo van los preparativos para los 50?

--Ojalá. Celebrarlo sería fantástico. Nuestro mayor premio ha sido poder hacer lo que nos ha dado la gana, o sea, teatro durante 41 años. Esto ha sido y es posible gracias al favor del público: él es quien nos ha ayudado y subvencionado, porque a nivel de ayudas oficiales… ha sido parca y escasa la cosa.

--¿Cómo han vivido la pandemia?

--Nos pilló en Madrid. Estábamos haciendo Adiós, Arturo, pero tuvimos que cerrar, dejarlo todo allí y volver a nuestras casas. No lo recuperamos todo hasta el mes de agosto del año pasado. Desde entonces, no hemos hecho nada. A nivel económico ha sido un desastre. En 2021, llegamos a un acuerdo con el Ayuntamiento de Sitges para poner en marcha la exposición de La Cubana 40+1 años, un viaje de la nada al 2021; es lo único que hemos hecho, además de escribir los nuevos proyectos y adaptar Adiós, Arturo, que se estrenará en Barcelona en febrero del 2022.

--¿Qué es lo que se puede ver en la exposición?

--Es una exposición interesante, porque es la historia del mundo de La Cubana y nuestra vida en general, explicada a partir de los tratos. Nosotros somos un poco traperos, tenemos un poco el síndrome de Diógenes. Es una exposición curiosa de ver, nada convencional, que nos ofreció hacer el Ayuntamiento de Sitges. Es muy “inmersiva”, puedes tocar, ver, oler, es muy fantasiosa, muy especial.

--¿Cuál es su mayor fuente de inspiración?

--Para mí, la gente de Sitges. Aquí hay un buen caldo de cultivo, se puede ver de todo. Para mí es Sitges, pero puede ser la vida cotidiana. Pueden ser tus padres, tu familia, tus vecinos. Es el teatro cotidiano, es la gente de cuando vas al bar por la mañana a tomarte un carajillo, la gente de cuando vas en bus, en metro…

--‘Adiós, Arturo’, cuéntenos un poco…

--El 2 de febrero estrenaremos en el Teatre Coliseum de Barcelona con el espectáculo que hemos representado por toda España. Queríamos que el estreno en Barcelona coincidiera con el 40 aniversario de La Cubana en 2020, pero nos pilló la pandemia. De hecho, la pandemia nos ha cortado un poco el rollo, porque nuestro teatro es complicado de hacer. Es mucho de interactuar y tocar al público y, ahora, lo hemos tenido que adaptar al protocolo Covid. Aunque también debo reconocer que en cada lugar que hemos estrenado, hemos editado el guion.