La cosa está que arde. Anabel Pantoja vive este martes una de sus peores tardes en Sálvame. La sobrina de la tonadillera más famosa de este país se enfrenta al pueblo de La Graciosa en su último día como colaboradora antes de su boda, prevista para el 1 de octubre.
Y es que el programa de las tardes de Telecinco arrancaba con dos bombazos: en primer lugar, aseguraba tener imágenes exclusivas del vestido de novia y, en segundo, un equipo del programa se había desplazado hasta la isla canaria para someter a sus habitantes a una votación popular: ¿Debe Anabel Pantoja celebrar su boda en La Graciosa?. Sí o no.
Un referéndum
A lo largo de la tarde, las 700 personas censadas en la menor de las Canarias podían ir a votar al puerto de Caleta de Sebo. Es decir, a la marina de la capital de la isla. Y es que, según Sálvame, una asociación de ecologistas no ve con buenos ojos que la diseñadora se case en la playa de La Graciosa, por el impacto que puede producir en uno de los espacios más protegidas de todo el archipiélago.
Así las cosas, la presión ha superado a Anabel y la televisiva ha terminado hecha un mar de lágrimas. “Cómo muestren imágenes de mi vestido, me voy y te juro que no vuelvo más”, ha amenazado.
Anabel Pantoja, desbordada
Cuanto a su boda con el negro, ha advertido de que su boda no es un circo y de que nadie va cuidar la isla tanto como ella, su “paraíso”. "Yo soy una colaboradora y mi boda no es un circo. En el momento en el que yo sienta que esto se convierte en un circo yo me levanto y me voy, pero no vuelvo", ha continuado.
Desbordada, Anabel ha agradecido las palabras que le ha dedicado su amiga María Patiño, quien incluso se ha atrevido a tildar de “demagogia” las acusaciones por parte de la asociación de personas comprometidas con el medio ambiente. No obstante, contra todo pronóstico, la prima de Kiko Rivera ha desvelado que en las últimas semanas se ha empadronado en la isla.