Makoke ha vuelto al escenario del crimen. La colaboradora de Telecinco asistió anoche como comensal a La Última Cena pisando el plató de Sálvame que tantos quebraderos de cabeza le ha proporcionado. Su mediática guerra y su sentido divorcio con Kiko Matamoros se protagonizaron allí, por lo que es un lugar de tensión para la malagueña.
Makoke, entre nerviosa y emocionada por estar allí, ha enterrado el hacha de guerra con su exmarido. La presentadora del culinario programa, Paz Padilla, le advirtió de la posibilidad de que se uniese a la cena un enemigo suyo, Kiko Matamoros, por ejemplo. Sin embargo, Makoke le ha enviado un mensaje conciliador.
Adiós a los malos rollos
“A Kiko Matamoros no lo considero enemigo. Tenemos nuestros desacuerdos y ya está. No está entre mis enemigos, ha sido parte de mi familia”, se ha sincerado. Unas pacificas declaraciones que sorprenden al resto de comensales en comparación a las monumentales broncas que había tenido la expareja últimamente.
Además, Makoke confiesa que si se lo encontrase por los pasillos de Mediaset, no tendría ningún problema en saludar a su exmarido: “Si le hablaría, claro, le diría ‘buenas noches’ porque soy una persona educada”. Sin embargo, asegura que la conversación no pasaría de ahí: “No tengo nada que preguntarle”.
Motivos de su felicidad
Por otra parte, Makoke afirma que ahora mismo se encuentra feliz. Uno de los motivos es ver que su hija, Anita Matamoros, se encuentra otra vez “feliz, encantada y enamorada”. La malagueña ha pasado unas vacaciones en las playas de Cádiz y de Ibiza junto a su hija y su nuevo novio, Nacho Santandreu.
La colaboradora de Mediaset se ha atrevido a dar su opinión sobre esta nueva relación: “Les veo felices como cualquier pareja que está empezando. Es todo maravilloso y a mí me parece fenomenal”. Restando importancia a los 16 años que separan a Anita y a su nuevo chico, Makoke afirma que “lo importante es que ella sea feliz y ya está”.