Paz Padilla fue la última protagonista del programa Mi casa es la tuya de Bertín Osborne. Un espacio donde el presentador hace entrevistas íntimas y sinceras a sus invitados. En concreto, la de la humorista, se centró en el fallecimiento de su marido, Antonio Vidal, por un tumor cerebral.

Vidal tenía 53 años cuando falleció hace justo un año. La actriz se dio cuenta de que le ocurría algo a su pareja cuando se bajó del coche en marcha. Entonces fueron al hospital, le hicieron un TAC y le dieron la mala noticia. La invitada explicó el momento en el que conoció la triste noticia y las palabras del médico.

"Cobarde"

"Su marido tiene un tumor cerebral, no sé si primario o secundario, pero lo más probable es que le quede muy poco tiempo de vida. Te dejo aquí para que llores o grites, pero cuando salgas de aquí te pido que no lo hagas delante de él", le dijo el sanitario. "Fue como una herida, que cuando te quitan el hacha empieza a sangrarte. Y ahí empecé a llorar, a llorar y no dejé de llorar", confesó la presentadora de Sálvame

Sin embargo, nunca permitió que él notara que ella estaba sufriendo: "Bastante tiene con asimilar lo que tiene como para encima tener que cargar con lo mío". Es por eso que nunca le confirmó que se estaba muriendo, aunque él mismo se lo preguntara. "Yo no tenía cojones. Yo le decía: 'Vamos a ver, que estamos luchando'. No tenía cojones porque era una cobarde", desveló en el programa de Bertín. 

Mucho amor

"Cuando tú te enfrentas a la muerte de un ser querido te estás enfrentando a tu propia muerte. Tú dices 'es que la próxima soy yo'", confesó Paz. La actriz relató el momento en el que se despidió de su marido antes de morirse: "Yo me meto en su cama, le abrazo, le toco el pecho y le digo 'ya está, tienes que irte'... Yo no sufrí. Yo estaba tranquila". Después expresó: "Ojalá yo muera como él, en mi cama, en mi casa, con los seres que quiero y rodeada de tanto amor".

Finalmente, la comunicadora también explicó que llora “todos los días” por su marido, “pero no todo el día”. Además, confesó una costumbre curiosa que a día de hoy continúa haciendo: llamar al móvil de Antonio. "Una voz dice 'el número al que llama no existe', pero yo sé que él, en realidad, sigue ahí".