La silueta del Nirvana es visible desde cualquier punto de la fachada marítima de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) e incluso desde las playas del coqueto municipio de Sitges. Este colosal yate de 88,5 metros de eslora, amarrado desde la tarde este jueves en la marina de lujo de la capital del Garraf, es propiedad de Vladimir Potanin, el hombre más rico de Rusia por detrás de Putin.
Tras una travesía de poco más de cinco días por las idílicas aguas del Mediterráneo, procedente de Chipre, la supernave ha atracado en el puerto catalán, donde está previsto que pase unas jornadas antes de retomar su tournée veraniega.
Así es el Nirvana
Construido por la compañía Oceanco en 2012, este megayate valorado en más de 150 millones de dólares, fue botado y registrado en el paraíso fiscal de las Islas Cayman en el año 2013. Al igual que sucede con las otras dos embarcaciones de gran eslora propiedad de Potanin --Anastasya y Bárbara-- su interior ha sido diseñado por el australiano Sam Sorgiovanni; o lo que es lo mismo, por uno de los nombres más destacados en el sector náutico de lujo.
Con capacidad para 12 invitados, repartidos en seis espaciosos camarotes, el buque requiere un total de 20 tripulantes para cubrir las necesidades de a bordo. Y es que el Nirvana ofrece todo tipo de comodidades que van desde un helipuerto hasta tres jacuzzis exteriores, un gimnasio, un cine, varias salas de estar y comedores, así como cinco espectaculares terrazas.
Íntimo amigo de Vladimir Putin
Según el último informe de la revista Forbes, Vladimir Potanin, a sus 60 años, se ha consolidado como la primera fortuna del país soviético con un patrimonio neto de 30,2 billones de dólares. Considerado uno de los 10 oligarcas rusos, Potanin es propietario del complejo minero de níquel más importante de todo el país y presidente y fundador del EximBank, el principal banco privado ruso. Algo que le ha llevado a formar parte del selecto club de amistades del líder del Kremlin.
Cuanto a su vida sentimental, a fecha de hoy, este magnate está casado, aunque es sin lugar a dudas el protagonista del divorcio más costoso de la historia. En 2014, tras veinte años de matrimonio y tres hijos en común con Natalia Potanina, la pareja anunció su ruptura. De hecho, a fecha de hoy, la justicia británica todavía sigue dirimiendo este mediático litigio que suma ya la friolera de 11 millones de dólares. No obstante, ese mismo año salía a la luz una incipiente relación con Ekaterina Potanin, una fémina empresaria que anteriormente estuvo casada con otro magnate. Meses más tarde, terminaron dándose el "sí, quiero".