La cantante Taylor Swift es una de las artistas con más éxito del mundo. Así lo muestran las ingentes ventas de sus discos. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, ya que no le corresponden los derechos de sus primeros seis álbumes, los cuales acaban de ser vendidos a un fondo de inversión llamado Shamrock Holdings.
Por esta razón, Swift ha decidido que es el momento para regrabar los temas, ya que ella es dueña de las letras, pero no de las grabaciones que realizaron en su día. De este modo, recibirá los beneficios que estas canciones le reporten a partir de ahora.
Una historia de venta de derechos
Entre los años 2005 y 2018, la cantante lanzó seis discos que le sirvieron para hacerse un hueco en el mundo de la música y llegar al estrellato gracias a auténticos hits que llegaron a lo más alto de las listas, especialmente en las de Estados Unidos.
Esos discos los grabó con la compañía Big Machine Label. Poco después salió del selló y firmó con Universal Music, con quienes ha grabado sus dos últimos LPs. El problema viene porque Swift intentó comprar infructuosamente los derechos de sus propias canciones a un empresario que adquirió la citada Big Machine Label. Su nombre era Scooter Braun y es conocido por representar a otros artistas de la talla de Justin Bieber y Ariana Grande.
Nueva venta
El primer acercamiento a Braun no sirvió para nada, ya que la cantante no pudo hacerse con los derechos totales de sus canciones. Sin embargo, la historia no terminó ahí, ya que ahora ha sido el citado fondo de inversión en que ha comprado esos derechos a Braun, de manera que ahora serán ellos quienes les saquen réditos a las obras de Swift, con la salvedad de que sus anteriores dueños también recibirán beneficios.
Harta de esta situación en la que no tiene derecho a sus propias grabaciones --las cuales le podrían reportar pingües beneficios-- Taylor Swift ha tomado la decisión de volver a grabar todos esos temas y lanzarlos de nuevo.
Consecuencias
"Espero que comprendan que esta es mi única forma de recuperar el orgullo que una vez tuve al escuchar canciones de mis primeros seis álbumes y también de permitir que mis seguidores escuchen esos álbumes sin sentimientos de culpa por beneficiar a Scooter", comentó Swift en sus redes sociales cuando anunció lo que iba a hacer.
Así, tanto los programas de televisión, como los anuncios o las plataformas digitales que usen su música, tendrán la posibilidad de licenciar las nuevas versiones en vez de las anteriores, y que de ese modo Swift vuelva a tener el control sobre el dinero que genera su arte.
Otros conflictos
Taylor Swift no es la primera que se enfrenta a una situación desagradable con respecto a sus discográficas. Otros cantantes ya se han visto en envueltos en polémicas ajenas a su capacidad para generar éxitos y, por lo tanto, dinero.
Un ejemplo de ello es George Michael, que tras el éxito con Wham! decidió emprender una carrera en solitario. Los resultados de su primer disco fueron estratosféricos. Faith contenía numerosos temas que llegaron a lo más alto de las listas.
El silencio de George
Esto llevó a Sony a insistir en la fórmula que tan bien había funcionado. Sin embargo, el autor de Careless Whisper no estaba por la labor de repetir, sino que realizó un disco mucho más personal titulado Listen Without Prejudice Vol. 1.
El resultado no satisfizo a la discográfica, que decidió no invertir demasiado en el producto. A eso se unió la negativa de Michael de participar en la promoción. Todo desembocó en un enfrentamiento entre ambos y la imposibilidad de que el cantante sacara ningún otro disco en cinco años, ya que había firmado con Sony. Una vez pasado ese tiempo, lanzó al mercado Older en 1996.
Eran amigos y…
A principios de los 80 dos de los mejores músicos de todos los tiempos llegaban incluso a hacer algunos duetos: Paul McCartney y Michael Jackson se llevaban a las mil maravillas y conseguían unir la calidad musical de cada uno de ellos.
Pero llegó el día en que fue posible comprar los derechos de las viejas canciones de los Beatles y se produjo el encontronazo. McCartney estaba deseando hacerse con ellos desde que los grabara con sus compañeros de Liverpool. Pero Michael Jackson se adelantó y los compró antes, lo que dejó contrariado a su hasta entonces amigo, quien a partir de ese momento, dejó de serlo.