Cada vez que la hija de Isabel Preysler habla sube el pan. Las últimas declaraciones de Tamara Falcó han dejado boquiabiertos a todos sus fans. La nueva marquesa de Griñón ha protagonizado una entrevista para una famosa publicación de moda en la que ha repasado sus treinta looks más destacados, así como los de su madre. Pero, ojo, porque no han sido todo halagos lo que ha salido por la boca de experta en moda.
Repasando uno de los icónicos estilismos que, desde muy jovencita, ha llevado la hija del difunto Carlos Falcó, Tamara ha criticado duramente el vestido y los complementos que lució para la primera boda de su hermana mayor Chabeli Iglesias en 1993.
Muy dura con su madre
Por aquel entonces la colaboradora de televisión era una preadolescente de casi once años y vestía lo que le decía su madre. "Esto es duro. No se ocuparon mucho de mí, Chabeli era el centro de atención porque era su boda" ha confesado la nueva marquesa. Después de mandar semejante dardo envenado a sus padres, Támara podría haber pasado a comentar el siguiente estilismo, pero... todavía guardaba rencor.
La hija de la reina de corazones continuaba con su particular carga contra su madre y relataba al detalle cómo era el vestido que le tocó enfundarse. "Este vestido color mostazo era horrible y la diadema a juego era también cosa de mi madre. Decía siempre que iba muy mona" soltaba, en tono de mofa.
Y es que según ha confesado la exganadora de MasterChef esta fotografía formaría parte de uno de "los momentos más oscuros de su vida". Tal y como ella misma ha explicado, la imagen fue tomada después de haberse pasado todo el verano en la Costa Brava, alimentándose de una clase de comida no muy saludable. Un hecho que habría hecho mella en su pueril silueta y por la que ha llegado a decir que se veía "un poco rechoncha".
Confesiones inéditas
Sin embargo estas no son las únicas confesiones que ha realizado Tamara. La hermana de Enrique Iglesias también ha revelado situaciones inéditas hasta ahora como por ejemplo que, hace cuestión de un par de semanas, ella misma le ordenó el armario a Isabel Preysler.
De este modo, la pareja de Vargas Llosa habría encontrado en su hija la mejor asistente personal que pueda haber en Villa Meona. No cabe duda que pese a este pequeño resquemor que sentía Támara, su madre es uno de los principales referentes de su vida, no solo en cuanto a moda se refiere.