Albert Álvarez relata su traumática experiencia en 'Supervivientes'
El concursante catalán ha hecho un balance de su paso de tres meses por el concurso de Mediaset
23 julio, 2019 14:40No hace ni una semana que Supervivientes ha puesto el punto y final a su edición más vista de la historia. Sin embargo, Albert Álvarez, quien no para desde que volviera de Honduras, ha querido sacar tiempo de su apretada agenda y ha hecho un balance de su paso por el concurso de Mediaset.
Y es que el segundo clasificado de la edición, se ha sincerado con todos sus seguidores, a través de su cuenta de Instagram, con un larguísimo discurso de lo más emotivo, ¿qué ha contado?
Albert Álvarez ha vuelto renovado de la isla
Durante los tres meses que ha durado el reality de Telecinco, Albert ha vivido un sinfín de aventuras que han marcado su vida para siempre, y le han ayudado a valorar mucho más las cosas que antes no valoraba.
Y es que el que fuera tronista de MYHYV no solo ha aprendido, como él mismo cuenta en sus redes sociales, a pescar, a “interpretar la luna y las mareas” o a “hacer fuego con arco por fricción”, sino que también a valorar “el plato de comida que tienes en frente”, a decir “lo mucho que amas a tus seres queridos” y a cuidar “tus valores y creencias”. Una experiencia única que el televisivo califica como “mágica”.
Albert volvería a repetir la aventura hondureña
Pese a la dureza del programa, el concursante de Supervivientes ha dicho que “volvería a vivir una y otra vez esta gran lección llamada experiencia inolvidable”. Una aventura que agradece haber “tenido la suerte de vivir”, pero que aún le está pasando factura.
Y es que tras más de diez semanas en Honduras, el deportista olímpico ya se había acostumbrado a ser un “sin techo” y a dormir “bajo la luz de la luna”. Por este motivo, confiesa el catalán, “me despierto en medio de la noche y tardo varios segundos en reconocer mi propia habitación”. Una grave secuela que se suma al acto involuntario de “guardarme la comida en el bolsillo por miedo a quedarme sin ella”. Solo esperamos que este último acto no le de cualquier día de estos en un supermercado, sino las consecuencias también podrían ser irreversibles.