Si el que está leyendo estas líneas no está con un buen libro descansando frente al mar, poco le quedará para disfrutar de estas ansiadas vacaciones. Con el destino elegido, solo queda preparar la maleta pero, en el caso de aquellas personas que practican el naturismo, con pocas prendas de baño. Unos turistas que prefieren disfrutar sin complejos con la brisa y el sol sobre la piel y que seguramente este verano aterrizaran en algunas de las playas nudistas que hay por todo el litoral ibérico. 

Una corriente y un estilo de vida, en libertad y sin pensar en las miradas ajenas o el qué dirán, que cada año va ganando adeptos entre aquellos que quieren estar en contacto con la naturaleza de una manera más directa, pura y natural. 

Su origen

Puede que sean muchos los que crean que este movimiento es algo de ahora, del siglo XXI. Nada más lejos. El naturismo nació a finales del siglo XIX como una reivindicación de estas personas de liberarse de su ropa para recuperar el contacto con la naturaleza tras la revolución industrial.

Una forma de liberación tanto mental, como de tabús y de complejos y cuya filosofía se traslada, en otros parámetros, a otras parcelas de vida diaria. Y es que en ocasiones muchos de los defensores del nudismo también muestran su preocupación y responsabilidad a la hora de cuidar el medio ambiente, así como apostar por el cuidado del organismo y el cuerpo por medio de alimentos más sanos y naturales además de optar por la medicina natural o las terapias alternativas