Cada temporada, las pasarelas o los grandes gurús de la moda (ahora en plena época de las redes sociales también los influencers) son los que dictan más o menos que es lo que se llevará ese invierno o ese verano. Cerca ya de la época estival, desde hace semanas en las perchas de las tiendas cuelgan algunas de las prendas que más se van a lucir estos días de julio y agosto. Es el caso de los monos y los petos, todo un must para lucir al borde del mar.
Una prenda de ropa que destaca por su comodidad y ligereza, algo importante cuando el termómetro se dispara, y que ofrece una gran versatilidad dentro del armario. Y es que vale tanto para ir de manera informal a la playa o la piscina como para, en otras ocasiones y con los complementos perfectos, lucir como una pieza de lo más arreglada para otro tipo de eventos o una cena algo más elegante.
Historia del mono
Pese a lo que uno pueda pensar no se trata de una pieza de ropa que sea actual, sino que es todo un clásico que empezó a triunfar en el mundo de la moda en los años 30. Sin embargo, algunos de estos modelos ya se empezaban a ver a principios del siglo XX y no precisamente por la calle o luciéndolos las mujeres. Era una prenda más bien práctica que sobre todo se usaba en los refugios aéreos en las contiendas bélicas gracias a la comodidad de su tejido, sus amplios bolsillos y a su facilidad para ponérselo.
A lo largo de la historia de esta prenda no han sido pocas las veces en las que ha sido protagonista de multitud de momentos, espacios de publicidad e incluso en la música o el cine. Es el caso del mono amarillo que lucía la actriz protagonista de Psicosis o Sigourney Weaver en Alien: El octavo pasajero, el tan recordado con piezas brillantes de Elvis Presley o los que lucía Cher en plena fiebre por la moda de los años 80.