Una piel siempre joven, incluso aunque se vayan cumpliendo años, es uno de los deseos a nivel de belleza. La cosmética, con tratamientos y productos cada vez más innovadores, tiene la respuesta para lucir una piel perfecta como si no se hubiese pasado la treintena. Parte de esas soluciones vienen en forma de ácido hialurónico. La estrella a la hora de dar al rostro un nuevo aspecto, sin arrugas y con mayor firmeza.
El ácido hialurónico es una sustancia que se encuentra de manera natural en el interior del organismo pero que, con el paso del tiempo, se va produciendo en menor cantidad por este. Así, dicho componente se encuentra en las articulaciones, los cartílagos o la piel llevando a cabo funciones tan destacadas como evitar las fricciones dolorosas en el caso de las primeras, actuando como reconstituyente o como elemento hidratante. Estos son algunos de los beneficios del ácido hialurónico, además de los que se conocerán a continuación.
Pasados los 35
Es una edad clave, aproximadamente, cuando se habla de belleza exterior. A partir de este momento, y sobre todo cuando se van cumpliendo años hacia la cuarentena, la cantidad de ácido hialurónico en la dermis empieza a descender y es ahora cuando la piel se vuelve menos tersa y comienza la aparición de las pequeñas arrugas propias del paso del tiempo. Un dato revelador: una vez pasada la barrera de los 50 años, en el organismo solo queda la mitad del ácido hialurónico corporal.
Es por ello que desde el mundo de la cosmética y los tratamientos estéticos se emplea este componente natural para devolver a la piel a esas décadas pasadas gracias sobre todo a ese aporte extra de hidratación que facilita la vuelta a la tersura de antaño y a los volúmenes ahora menos definidos con la edad.
Más beneficios
Pero hay una larga lista en cuanto a las propiedades del ácido hialurónico. Así pues, sirve para rellenar todo tipo de surcos o arrugas que haya dejado en la piel el paso del tiempo, mejorar volúmenes (por ejemplo, en el caso de los pómulos), además de favorecer la textura de la misma y corregir todo tipo de manchas o cicatrices que pueda haber. Es decir, es el enemigo absoluto de los signos que provoca el envejecimiento.
Una reparación de la dermis que también se nota a la hora de ayudar a que se contribuya a la producción natural de colágeno y elastina en el organismo. Dos componentes naturales que sostienen y dan soporte a la piel.
¿Dónde se aplica?
Como se ha comentado anteriormente, al ser un material que se produce de manera natural por el organismo no hay problema alguno en su aplicación; algo que puede hacerse en varias zonas del cuerpo, no solo en la cara como se cree. Sin embargo, sí es cierto que el rostro es uno de los grandes beneficiados del ácido hialurónico para, por ejemplo, rellenar los labios o los surcos de alrededor de la nariz, acabar con las antiestéticas 'patas de gallo', redefinir el ángulo mandibular o hacer una rinomodelación (corrección de la nariz se recurrir a la cirugía o a una rinoplastia).
Además, el ácido hialurónico también se aplica en el cuello para acabar con esa flacidez que se presenta con los años, en el escote para ganar tersura y textura, así como en las manos para mantenerlas hidratadas y más jóvenes. Y es que esta parte del cuerpo se estropea con bastante facilidad gracias al uso continuado a la que es sometida.
¿Cómo se aplica?
A la hora de aportar esa dosis extra de este componente mágico, se puede optar por pequeñas inyecciones que van directamente a la capa más profunda de la zona del cuerpo que se va a tratar con ácido hialurónico. Un tratamiento cosmético que se realiza de forma ambulatoria sin mayores complicaciones y repartido en varias sesiones de apenas 20 minutos de duración cada una de ellas. Salvo casos muy raros, en la mayoría de los pacientes no hay efectos secundarios tras su aplicación.
Pero el mundo de la belleza también está preparado para aquellos que huyen de las agujas. Por ello, otra forma de beneficiarse de los aspectos positivos del ácido hialurónico es en forma de cremas para la rutina diaria de belleza o comprimidos, cuya acción también se nota desde el interior. Eso sí, en el este último caso la formulación de los mismos debe ser la adecuada para que se absorba de manera adecuada por el organismo y cumpla con su función.