En Osona, en el límite con el Ripollès y a las puertas del Pirineo hay un lugar único donde todavía queda agua. Un lugar único que vale la pena ir a visitar antes de que la sequía destroce un paisaje excepcional, que enamora a las redes.
Dentro del termino municipal de Vidrà (Girona) se encuentra un corto sendero, de unos cinco kilómetros de ida y vuelta, que lleva hacia una tremenda cascada de 20 metros, ideal para refrescarse en los días de calor e impresionante de ver en cualquier época del año. Se trata del salto del molino.
Un salto único
La cascada, que con temperaturas bajo cero queda congelada, se abre en la máxima amplitud del río Ges y cae a una piscina natural, donde los más atrevidos suelen darse un chapuzón en verano. Un espacio único, oculto en medio de la naturaleza y con mucha historia.
El nombre le llega por el pasado de este rincón de Cataluña que todavía es visible. De hecho, nada más empezar la ruta hacia la cascada, uno se encuentra rápidamente con los restos que dan nombre al salto. Una construcción que ayudaba a obtener electricidad en otros tiempos. Ahora, sólo quedan los restos.
Un paseo entre animales
Pero esto no es lo único que uno se encuentra en esta ruta. Cuando uno empieza su trayecto en las inmediaciones del pabellón de Vidrà, sigue las indicaciones y se encuentra una fábrica de madera, una granja de animales, donde las vacas campan a sus anchos en los verdes prados.
Pasada la depuradora se inicia un pequeño descenso en zigzag de un desnivel no superior a 160 metros que lo hace ideal para ir en familiar. Una vez descendido, el Ges se presenta frente a los excursionistas.
Un camino de ida y vuelta
Al seguir el río uno cruza un puente de piedra del siglo XIX y avanzar por el ancho sendero, se encuentra con el molino viejo y el nuevo de Salguera. Pocos pasos más allá, se encuentra la tremenda cascada, que cae a nuestros pies.
No son pocos los que en verano se baña y todos se quedan sorprendidos con el espacio. Ideal para los amantes de montaña. A partir de allí, el camino de regreso puede ser el mismo u optar por hacer el camino circular que permite ver la cascada de frente. La experiencia no defrauda. Uno se puede refrescar, sacarse fotos, o bañarse en la poza.
Cómo llegar
Llegar hasta allí es fácil. Se tarda menos de hora y media desde Barcelona. Se trata de tomar la C-17 hasta la desviación a Santa Maria de Bessora. Y una vez llegado al municipio, se sigue hasta Vidrà
Lo mismo se tarda desde Girona, ya que o bien se va por la C-36 hasta tomar la C-17 en Manlleu o bajar hasta Gurb hacia la misma carretera.