La Edad Media dejó centenares de castillos repartidos por toda Cataluña. Los siglos de conquistas, invasiones y reconquistas propiciaron la construcción de fortalezas y torreones por todo el territorio para defender la tierra y los vecinos que en ellas vivían.
Muchos de ellos han caído en desuso, otros permiten su visita, pero todos lucen majestuosos en las diferentes colinas catalanas. Pero hay dos que se caracterizan por su proximidad, apenas 2,5 kilómetros los separan. Un hecho que convierte a Florejacs (Lleida) en uno de los pueblos más y mejor protegidos de la comunidad autónoma y eso que apenas tiene 50 habitantes.
Territorio de la Reconquista
Situado en el occidente del término municipal de Torrefeta i Florejacs, este último queda enclavado en los barrancos del Joncar y de Gravet, en la ribera del río Sió. Los hallazgos arqueológicos de los últimos años revelan que los íberos y los romanos tuvieron asentamientos en la zona.
No obstante, la época de eclosión de este territorio fue la Edad Media. Por aquel entonces los terrenos que ahora ocupa el municipio se encontraban en la frontera entre los dominios catalanes y Al-Andalus. De allí la necesidad de fortificación.
Dos fortalezas medievales
Dos castillos hay de origen medieval que todavía se conservan. El de las Sitjes y el de Florejacs. Unas fortalezas que, a lo largo de los siglos, corrieron diferente suerte. Y es que este enclave ha sido testigo de hechos históricos trascendentales, incluyendo batallas de la Guerra Civil, cuyas huellas todavía pueden verse.
Su núcleo urbano, erigido sobre un terreno rocoso, está conformado por pintorescos callejones, algunos de los cuales están adornados con arcos ojivales. Sin embargo, el verdadero emblema de este enclave histórico se alza majestuoso en una posición elevada: el icónico Castillo de Florejacs, cuya presencia está registrada en documentos desde el año 1099.
Castillo de Florejacs
El castillo medieval, aunque ha sufrido reformas a lo largo de los siglos, conserva su esencia ancestral. En el siglo XVI, experimentó una transformación significativa, convirtiéndose en una elegante residencia señorial.
A pesar de ello, aún conserva elementos medievales, como una imponente torre de defensa de planta rectangular, adornada con almenas, así como los imponentes muros ataludados de la muralla que rodea el recinto.
Reconversión en vivienda
Desde su apertura al público en 1993, el castillo ha sido un destino imperdible para los amantes de la historia y la arquitectura. Los visitantes tienen la oportunidad de explorar los rincones más fascinantes de esta fortaleza, desde el sótano, utilizado antiguamente como bodega y prisión, hasta las elegantes salas señoriales del primer piso, decoradas con pinturas y mobiliario de época.
Sin embargo, la verdadera joya del castillo se encuentra en su torre de vigilancia, desde donde se puede disfrutar de unas vistas panorámicas impresionantes de los alrededores.
Qué ver en Florejacs
Además del castillo, otro tesoro arquitectónico de Florejacs es la iglesia de Santa Maria, cuya construcción original se remonta a épocas medievales, aunque la estructura actual presenta rasgos de estilo clasicista.
Destaca su campanario de planta octogonal, erigido en 1841, que añade un toque distintivo al perfil del pueblo. En el entorno urbano, una esbelta cruz de término, tallada en piedra picada, adorna la plaza principal, recordando a los visitantes la riqueza histórica y cultural de este encantador rincón de Cataluña.
Un castillo en las afueras
¿Y el segundo castillo? Está un poco más alejado del pueblo. En este caso está en el valle del Llobregós. Este fue testigo de los enfrentamientos entre musulmanes y cristianos. Las primeras informaciones sobre esta fortaleza datan del siglo XI cuando el conde Ermengol de Urgell se lo cede a Arnau Mir. Desde entonces, el castillo de las Sitges (o de los silos) ha permanecido en manos de diversas familias nobles a lo largo de los siglos, desempeñando un papel clave en la historia regional.
El castillo, por eso, todavía mantiene gran parte de su estructura fechada XIV, y otros elementos más antiguos como la torre del homenaje de planta rectangular coronada por almenas y una muralla con saeteras y garfios.
Lugar para eventos
Ya en su interior pueden contemplarse las mazmorras, las bodegas y hasta una sala noble en el primer piso. Todo ello se puede observar a día de hoy. La familia Canals, propietaria del castillo, lo ha abierto al público e incluso organiza actos culturales, lúdicos y sociales.
El patio exterior de la fortaleza es un lugar ideal para eventos, así como la sala noble y la de los cazadores, que fusionan la historia militar con la elegancia aristocrática. Un espacio único en esta zona de Cataluña.
Cómo llegar
Hasta Florejacs hay hora y media de camino desde Barcelona. Es cuestión de tomar la A-2 hasta Cervera y no entrar, coger la C-75 dirección Guissona, seguir hasta Palou y allí tomar el desvío.
No hay transporte público que llegue hasta allí, pero vale la pena acercarse para ver uno de los pueblos más importantes en la historia de Cataluña: testigo de la Reconquista y la Guerra Civil.
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