Girona es una de las ciudades más bonitas de toda Cataluña. La presencia de la arquitectura modernista le da un toque mágico y único, además de los bonitos puentes que pasan por encima del río Oñar, afluente del Ter.
La ciudad está impregnada de un aire misterioso difícil de explicar: la presencia de una espesa niebla durante las noches y madrugadas y la sombra imponente de una catedral que se sobrepone por encima de las casas transmite sensaciones encontradas.
Es precisamente dicha catedral, uno de los grandes reclamos turísticos, la que guarda una larga lista de curiosidades e historias muchas veces desconocidas para los visitantes e incluso para los propios gerundenses que residen en la ciudad. ¿Alguna vez habías visto que existe un busto de Salvador Dalí anticipado a su tiempo?
A continuación, te explicamos todos los detalles y orígenes de este busto y todas las esculturas que se pueden ver en torno a la Catedral de Girona.
Así es el Salvador Dalí del siglo XVIII
Después de subir los casi 100 peldaños para acceder a la entrada principal de la Catedral de Girona, podemos completar todas las piezas que adornan el lugar. Un gran número de bustos y pequeñas esculturas que le dan todavía más caché al templo.
En la parte superior izquierda podemos apreciar un pequeño busto de Salvador Dalí con unos ojos completamente abiertos y una mirada que te desgarra por dentro. Cómo no, luce un largo bigote que lucía con tanto orgullo el artista catalán.
Pero lo cierto es que no es Salvador Salí. Básicamente, porque la escultura es de los primeros años del siglo XVIII. ¿Es casualidad? ¿Estamos ante una visión de futuro por parte del artista que diseño el busto?
Estos son todos los bustos que puedes visitar en Girona
- La bruja: hablamos de una gárgola de la Catedral, cerca de la torre de Carlomagno. Representa una figura femenina con la cabeza cubierta con una toca y un pergamino en sus manos. La leyenda dice que era una bruja que solía tirar piedras a los curas y canónigos durante la procesión hasta que un día sus fechorías enojaron a Dios y la castigó convirtiéndola en piedra a través de la maldición divina.
- La leona: situada en la calle Calderers, encontramos una leona encaramada a una columna de piedra. Es una costumbre muy arraigada en la historia de la ciudad que el primer requisito sea el de besar el culo de la escultura.
- La mordida de lengua: se trata de una figura esculpida en piedra el año 1605 que representa a un hombre en actitud de morderse la lengua.
- Banyeta: en la Plaza del Vi con la calle Ciutadans, tenemos una curiosa figura esculpida en piedra con cuernos que, según algunas versiones, podía dar a entender que en aquel lugar se ejercía la prostitución.
- Monjes asesinos: en los porches de la Rambla de la Llibertat, nos encontramos con unas pequeñas esculturas en piedra del siglo XVII que representan a un hombre caracol, un músico con un saco de gemidos y una figura con alas de murciélago. Simbolizan a los tres monjes de Banyoles que fueron ejecutados en el año 1622 por haber asesinado a su propio abad.