Son muchos los famosos que se empeñan en contar al mundo que la fama les llegó de la manera más inesperada: acompañando a un amigo o familiar a un casting o paseando por la calle. La historia de Marta Rodríguez es algo todavía más curiosa.

La española, como buena parte del equipo de La sociedad de la nieve, se vio sorprendida este pasado 23 de enero cuando la Academia de cine de Hollywood nominó el filme al Oscar. Y no sólo como mejor película extranjera.

Una 'oferta' especial

Esta profesional forma parte del equipo de peluquería y maquillaje, liderado por Ana López-Puigcerver, David Martí y Montse Ribé, que, gracias a su trabajo en la película de J. A. Bayona, compiten por el Oscar en esta categoría. Claro que Rodríguez logró formar parte del equipo de una manera muy especial.

Marta trabaja en Atresmedia. Allí tiene su contrato como peluquera para distintos programas, pero cada tanto le salen “ofertitas”, tal y como explica. Un día, Belén López-Puigcerver, hermana de Ana y responsable de peluquería de la cinta de Netflix, la llamó para participar. Pero había un problema.

La maquilladora Marta Rodríguez ATRESMEDIA

Unas vacaciones con premio 

Cuando le ofrecieron participar de la parte final del rodaje --que grabaron en interiores--, la parte del vuelo en avión, ella dijo: “No, es que tengo que pedir vacaciones”. No fue una negativa del todo: “No lo quería rechazar, pero si tenía que hacerlo ya no podía darle un sí. Tenía que hablar con mi empresa y a ver si me las concedían”.

Por suerte para ella, lo hicieron. “No tuve problemas, me las concedieron, me fui a trabajar y fue la mejor experiencia de mi vida”, asegura en conversación con Crónica Directo. Añade que “fue muy bonito trabajar. Duro también, pero bonito”. A eso se le suma la candidatura al Oscar, que califica de “alucinante”.

De Atresmedia a Los Angeles 

No es que no se lo esperara. Desde el estreno de la cinta y con el paso de las semanas, empezó a extenderse el rumor de que La sociedad de la nieve podría optar a más nominaciones, más allá de la candidatura a mejor película extranjera. Pese a todo, ella lo veía de lejos. Cuando se enteró “dio un bote”.

Poco le importa que no pueda a ir a la gala de Los Angeles el próximo 11 de marzo. El trabajo ya está hecho y el reconocimiento está allí. “Yo vivo ahora en una nube”, asegura. La han llamado de todo tipo de programas, por redes sociales, y ella, “muerta de vergüenza”, confiesa.

La maquilladora Marta Rodríguez y Susanna Griso ATRESMEDIA

Un trabajo duro

Esto es como una recompensa a un trabajo que implicó muchas horas y un reto mayúsculo. “Lo más duro fue la cantidad de horas. Eran 11+1 horas de trabajo y, a veces, algunas extras”. Así, durante tres semanas, en su caso.

“La primera fue de preparación y las otras de dedicación, las que fueron duras. Y, cuando no llegábamos, incluso trabajamos los sábados”, revela. Pero le mereció la pena, mucho. “Fue un reto profesional: documéntate, vete a los años 70, ver qué peinados se hacían...”; aun así, contaba con el apoyo de sus responsables. “Ana y Belén han hecho un trabajo de documentación excelente que eso te facilita mucho trabajar”, reconoce.

'La sociedad de la nieve'

Números

En cualquier caso, en la parte que le tocó trabajar, cuando se encuentran el aeropuerto y las escenas del avión antes del accidente, era responsable de la caracterización de 45 personajes. Personajes que, a pesar de estar en sus últimos días de rodaje, ella no conocía. Y de esos 45 están los dobles y, algunos, tenían especialistas. En tres semanas tenías que aprendértelo todo”, prosigue. Le encantó. “Fueron 60-70 pelucas” en total las que se usaron. Unos números que sólo reflejan la enorme producción que es La sociedad de la nieve.

Ahora, espera que el trabajo de maquillaje y peluquería, no sólo se pague mejor, sino que, sobre todo, se reconozca mucho más. “Siempre nos gusta”, reconoce. Por ahora, ella trata de volver a la normalidad. Le gusta su trabajo en Atresmedia y meterse en el mundo de las series y las películas es complicado, pero está abierta a más propuestas. “Ahora, al mejor postor”, bromea. Una prueba más de la alegría que supone que alguien valore tu trabajo.

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