Pueblos abandonados: así es el municipio medieval que esconde trincheras de la Guerra Civil española en el que viven tres personas
Un pueblo olvidado con una casa que ofrece alojamiento de turismo rural
3 enero, 2024 11:15Noticias relacionadas
En Cataluña, como en muchas otras regiones, existen pueblos que han quedado olvidados y abandonados a lo largo del tiempo. Estas localidades que, alguna vez, fueron el hogar de comunidades prósperas y animadas, han experimentado un declive demográfico y económico que ha llevado al abandono de sus calles y edificaciones.
Uno de estos pueblos es Aramunt Vell situado en el municipio de la Conca de Dalt, en el Pallars Jussà, en Lleida. Alberga más de mil años de historia. Sus casas amurallaban el núcleo de una población a la cual se accedía a través de tres entradas: el portal de Bajo, el de Fusas y el del Castell.
Un pueblo con trincheras
El municipio está situado en un cerro, las calles están empedradas y en pendiente y están coronadas por la iglesia de San Fructuoso, que todavía conserva prerrománicos en alguno de sus capiteles.
Algunas de las casas situadas fuera del recinto principal han sido restauradas, recientemente, en un intento fallido de recuperar el pueblo. Fuera de los límites encontramos la iglesia románica de Santa María, operativa en la actualidad, y la pequeña ermita de san CorneliCorneli, también románica y situada en lo alto de la montaña del mismo nombre, que limita en el sudeste con Aramunt Vell.
También encontramos en los alrededores, numerosas trincheras que son testigo de la Guerra Civil española y que conformaban el frente del Pallars. Entre los vestigios más importantes destaca el castillo de Aramunt, del cual solo queda una torre.
El pueblo medieval desaparecido
Es un pueblo milenario y medieval que se ha perdido en pocos años. El que tendría que haber sido un patrimonio protegido se ha convertido en un montón de escombros.
Las causas del abandono son muchas, pero la condición agraria de la economía del pueblo y la imposibilidad de acceder en las calles con vehículos de motor fueron el final de su existencia. Así, el pueblo se acabó trasladando unos metros más abajo, más cerca de los campos y con la accesibilidad garantizada. Se intentó recuperarlo con la ayuda de una escuela de construcción durante los años 90, pero la carencia de financiación acabó condenándolo a la desaparición.
En la actualidad todavía queda una casa, de las restauradas en aquella época, que se ha mantenido habitada, Casa Jaumet. Viven tres personas que se dedican a la pequeña explotación agraria familiar y que ofrecen alojamiento de turismo rural. Actualmente, se ha presentado un proyecto para abrir una escuela taller por parte de unos profesionales del ámbito de la rehabilitación y de las energías renovables.