Nos encantan los castillos y las fortificaciones, con sus imponentes murallas que cuentan historias de épocas pasadas, sus torres que alcanzan el cielo y sus pasillos llenos de misterio y encanto. Explorar estos monumentos es sumergirse en un viaje en el tiempo, donde cada piedra tiene una narrativa que despierta nuestra imaginación. La majestuosidad de estas construcciones nos transporta a un mundo de caballeros y damas, de asedios y hazañas épicas. Cada castillo es un testigo silencioso de la grandeza y las vicisitudes de la historia, y nos maravillamos ante la maestría arquitectónica que los erigió como guardianes imponentes de antiguos reinos.
Hace 2700 años, una tribu de ilergetes estableció su asentamiento en una extensa llanura cercana a la actual Arbeca, en Les Garrigues, en Girona: es la fortaleza de Els Vilars. Este sitio, estratégicamente, seleccionado por su idoneidad para la agricultura, se transformó en un lugar de gran importancia histórica. A pesar de la serenidad que ofrecía, los ilergetes, conscientes de las posibles amenazas enemigas, erigieron una fortificación imponente y prácticamente inexpugnable.
Una fortificación ibera inexpugnable
Els Vilars tiene forma ovalada, su estructura estaba completamente rodeada por murallas y contaba con torres de vigilancia estratégicamente ubicadas. Solo dos puertas de reducidas dimensiones permitían el acceso a este enclave fortificado. La entrada, tanto complicada como estratégica, se veía aún más dificultada por una barrera de piedras clavadas en el suelo, conocida como "chevaux-de-frise", que impedía el paso tanto a pie como a caballo. Los grandes fosos complementaban estas medidas defensivas. En el interior, las viviendas se distribuían alrededor de una plaza central presidida por un destacado pozo.
Gracias a los esfuerzos de restauración y conservación del yacimiento, todas estas estructuras son actualmente visibles. Desde una perspectiva aérea, se puede apreciar claramente la planta ovalada y los contornos de las casas rectangulares que alojaron a la población de alrededor cien habitantes que ocupó Els Vilars.
A pesar de la magnificencia y la funcionalidad de esta fortificación, los ilergetes abandonaron el lugar de manera abrupta después de 400 años de ocupación. El motivo de esta evacuación sigue siendo un enigma sin resolver, convirtiendo en singular su fortaleza en uno de los referentes más destacados del legado ibero en la Península.