Cercano al Parque Natural de las Cabeceras del Ter y del Freser, enclavado entre las colinas ondulantes de un valle, se erige un tesoro histórico que respira la esencia del pasado en cada rincón.
Este municipio, de origen prehistórico, tuvo su máximo apogeo a principios de la Edad Media. Desde entonces, su pasado se ha escrito en los libros de historias. Y todo empezó por un monasterio y una figura clave.
Un personaje histórico
Era el año 887 cuando Wifredo el Velloso fundó el monasterio original que ha hecho famoso este municipio. Conocido inicialmente como Sant Joan de Ripoll, con el devenir del tiempo, este templo acabó adoptando el nombre que hoy resuena en la historia: San Joan de les Abadesses.
Este rincón sagrado tiene además una característica que lo hace muy especial. Se le considera el único monasterio femenino de Cataluña durante casi seis décadas y dos siglos, entre el IX y X.
Un monasterio femenino único
Este título lo recibe porque desde el primer momento fue regido por una mujer, Emma de Barcelona. La hija de Wifredo el Velloso fue la primera abadesa y lideró una comunidad de monjas benedictinas que dejó su huella en el monasterio hasta el año 1017.
Eso les trajo también muchos problemas en una comunidad liderada por hombres. Acusadas de llevar una vida poco ejemplar, las religiosas fueron expulsadas, marcando el inicio de una nueva etapa en la historia del monasterio, que pasó a manos de canónigos.
Primeras reformas
A lo largo de los siglos, el monasterio cambió de manos y funciones, desde la citada comunidad masculina de canónigos agustinos en los siglos XVI hasta ser regido por arciprestes hasta el XIX. El recinto monástico, tal como lo vemos hoy, ha sido testigo de diversas modificaciones a lo largo de su historia.
La iglesia románica original, renovada en el siglo XII con influencias arquitectónicas del suroeste de Francia, se levanta majestuosa, con parte de su estructura restaurada después del terremoto de 1428. En su interior, destaca el Santísimo Misterio, el único descendimiento románico conservado in situ en Cataluña.
Monasterio museístico
Adosados a la iglesia, el claustro gótico del siglo XV y la capilla de los Dolores del siglo XVIII, con la cúpula barroca del escultor Jacint Morató, ofrecen una ventana al pasado artístico de la región. Además, el antiguo palacio abadicial, datado en los siglos XIV-XV, alberga hoy el Centro de Interpretación del Mito del Conde Arnau, conectando la leyenda con la primera comunidad de monjas de la abadía.
El museo del monasterio, que abrió sus puertas en 1975 en la antigua rectoría, exhibe una rica colección de pinturas, esculturas, tejidos y orfebrería que abarca desde el siglo VIII hasta el XX, mayormente destinados al culto litúrgico. Cada pieza cuenta una historia, tejiendo un tapiz visual que conecta el presente con el pasado, haciendo del monasterio de Sant Joan de les Abadesses un faro cultural en el corazón de Cataluña.
Naturaleza increíble
Pero más allá del monasterio, los visitantes de Sant Joan de les Abadesses tienen a su disposición muchas visitas para conocer los monumentos más destacados del románico catalán, así como su historia, mitos y tradiciones. Desde el palacio de la Abadía a la casa de veraneo de Joan Maragall, donde encontró la inspiración y escribió obras como La Vaca Cega o los Goigs de la Verge Núria, la oferta de patrimonio no se termina.
El barrio viejo tiene unas estrechas callejuelas que derivan en plazas de una belleza sin igual como la plaza Mayor o la de la Abadessa Emma. Eso sin contar con parques como el de la Muralla o los jardines de la Puda.
Piscinas naturales
Quien sea más de la naturaleza puede acercarse a las increíbles piscinas naturales que hay cerca del municipio. Una de las más destacadas es el Gorg de Malatosca, un hermoso salto de agua cerca del núcleo urbano, rodeado de un entorno exuberante.
Aunque suele ser tranquilo durante la mayor parte del año, en verano atrae a numerosos bañistas en busca de un buen baño refrescante. Además, esta área alberga monumentos y leyendas, otorgándole un aire de cuento de hadas.
Cómo llegar
Acceder a un lugar tan mítico y cargado de historia como Sant Joan de les Abadesses es más fácil de lo que uno cree. Los que salen desde Tarragona, Barcelona y Lleida han de llegar allí y tomar la C-17, ya sea desde la C-25 o la AP-7. Desde Girona, es ir en busca de la N-260 vía C-16.
La llegada en transporte público es más complicada. No hay trenes que lleguen hasta allí, lo más cercano es ir hasta Ripoll y de allí tomarse un bus. Otra opción sería, directamente, tomar un autobús.