El trabajo, el esfuerzo, el tesón y la pasión tienen su recompensa. También el amor. Prueba de ello es el reconocimiento de una de las casas de vino más familiares y sostenibles de Cataluña.
La tercera edición de los European Awards han determinado que la mejor bodega del mundo está en Cataluña, en una tierra donde el vino es protagonista. Es cierto que hay varios puntos de la región donde esto sucede, pero en este caso hablamos del Priorat.
Amor en todos los sentidos
La bodega Clos Galena se ha llevado este premio fruto del tesón de una pareja que ha elevado la producción del vino ecológico a otro nivel. Fundada en 1999 por Miguel Pérez con esta intención, el emprendedor contagió su ilusión enológica y su amor por el Priorat a su esposa, Merche Dalmau.
Ella está al frente del barco desde que Pérez falleciera en 2013. Es la gerente y propietaria de las bodegas y, a su lado, está un gran equipo en el que también se encuentra Toni Coca. A ellos le agradeció el premio recibido en París la semana pasada.
Una ilusión hecha realidad
“Este premio es una evidencia de que los sueños se hacen realidad”, afirmó Dalmau a la que subió al escenario a recoger el galardón. Unos sueños que se hicieron posibles en una tierra fértil y llena de encantos.
Precisamente, el territorio fue crucial para el proyecto. La pareja se enamoró de él y cuando emprendió la aventura vinícola querían condensar la esencia de este entorno en sus vinos, para hacerlos únicos.
Tierra, sostenibilidad y ciencia
Para ello había una premisa: ser respetuosos con la tierra que los ve crecer. Para empezar, las bodegas no usan pesticidas. Cuidan la vid de forma natural, con mimo y sin agredir a la parra, al suelo ni a la biodiveridad. Para ello, echan mano de los avances de la ciencia.
De la comunión de estos avances con el máximo respeto a la tierra nacen unos vinos de premio. Así lo atestiguan los European Awards de este año, unos premios que reconocen la creación, la excelencia y el conocimiento a través de la enseñanza y la investigación.