No, no piensen en Tous. Tampoco en Rabat. Hay más joyeros catalanes internacionales de prestigio que no son tan populares, pero sí son tremendamente famosos. Prueba de ello es que se les dedican hasta exposiciones en Estados Unidos.
La Sociedad de las Américas de Nueva York muestra, desde el pasado 7 de septiembre y hasta el próximo 18 de mayo, las piezas de reconocido joyero catalán Chus Burés. Una colección que permite recorrer el trabajo de este barcelonés y sus colaboraciones con destacados artistas latinoamericanos.
Conexión Cataluña-América
Con el título Arte como ornamento, la Biblioteca y Archivos de la Sociedad de las Américas expone sobre todo collares, y pulseras, que el catalán ha elaborado junto a los argentinos Antonio Asís, Horacio García Rossi, Julio Le Parc, Marie Orensanz y César Paternosto. También hay piezas diseñadas junto a los brasileños Macaparana y Sérvulo Esmeraldo, los cubanos Carmen Herrera y Kcho y el puertorriqueño Tony Bechara.
Con estas obras "latinoamericanas", Burés quiso dar vida, en forma física, a los diálogos y encuentros de diferentes ideas estéticas, según destaca la Sociedad de las Américas. A varios de estos artistas, el catalán los conoció en París, en 2010, durante una famosa exposición de arte cinético llamada "Dynamo", y surgió con ellos una fructífera colaboración, según cuenta a EFE poco después de llegar a Nueva York, una ciudad convertida en una de las más importantes para su trabajo junto a la capital francesa y Madrid.
¿Glamour o arte?
"Siempre me he dedicado a experimentar, es lo que más disfruto", destaca Burés, que ha colaborado con otros artistas y arquitectos y ha utilizado variedad de materiales para conseguir unos productos poco convencionales en el mundo de las joyas.
El catalán, con gran sentido del humor, señala que "los artistas nos ven a los diseñadores como la parte más glamurosa de la creación". Algo de eso hay. A muchos el mundo de la joyería le parece superficial, banal, producto de una sociedad capitalista que presume del dinero que tiene a través de esos complementos. Otros, directamente, la aman. Creen que es simplemente como una pieza más de ropa, un complemento. Claro que hay otras piezas, como las de Burés que son absolutamente arte. Él afirma que con sus colaboraciones, al menos, se ha desarrollado la parte más experimental en su trabajo que es "pura creatividad".
Un proceso libre
"Cuando un artista me dice 'toma un dibujo y ve a hacer esto, le contesto que se vaya a un taller'", señala al hacer hincapié en el proceso de libertad creativa. "A mí lo que me interesa es que esas joyas surjan a raíz de una conversación, de un diálogo entre el artista y yo", como ocurrió con las que exhibe por primera vez en la Sociedad de las Américas "y eso con los grandes maestros es fenomenal".
Burés, "que siempre ha entendido el lenguaje corporal y los adornos corporales como medio de expresión cultural", destaca la sala de exhibición, hace un recorrido por las historias detrás de las piezas, que siempre son ediciones limitadas, con su sentido del humor.
De Tailandia a Almodóvar
Comenta además que, en su proceso creativo, que se extiende durante tres décadas, le inspira su entorno. "Me nutro de lo que me ocurre a diario y cómo me afecta. Es mi punto de referencia a la hora de trabajar", dijo y puso como ejemplo lo que hizo cuando trabajó en Tailandia, donde el arroz es vital.
"Un año salió en las primeras páginas de los periódicos en Bangkok que los americanos habían copiado la forma genética del arroz Jazmín. Eso me afectó tanto que hice unas joyas con arroz, oro blanco y diamantes. Todo me afecta, todo me interesa, todo me inspira. Soy una persona muy curiosa", dice el orfebre que ha creado piezas para películas de Pedro Almodóvar, como la mítica horquilla de Matador.
A por más
Burés, siempre un artista en búsqueda de algo distinto, señala que hay otros artistas con los que le gustaría trabajar "porque aprendo mucho de ellos. Veo como conceptualizan su trabajo, sus parámetros, que pueden ser aplicables a mi trabajo".
Entre los próximos proyectos figura su nueva propuesta Chus by Chus dirigida a un público joven, en la que trabajó durante la pandemia en Nueva York, una ciudad que visita desde los 80 y en la que ha expuesto su trabajo en ocasiones anteriores.