La historia a menudo tiende a mezclarse con la leyenda, y uno de los episodios más intrigantes de la historia de Cataluña involucra al Cid Campeador, Rodrigo Díaz de Vivar. Sin embargo, es importante destacar que, desde un punto de vista geográfico, el Cid nunca puso un pie en la actual comunidad autónoma.
En el año 1090, en un período de agitación, Díaz de Vivar decidió emprender una campaña en el Levante español, después de su segundo destierro. Actuó de manera autónoma y su objetivo principal era establecer su presencia en lo que antes había sido la taifa de Denia, una región que ahora estaba bajo el gobierno del rey Al-Múndir de la taifa de Lérida. Este movimiento estratégico desencadenaría una serie de eventos que culminarían en la épica Batalla de Tévar.
La batalla de Tévar
La campaña de Rodrigo Díaz comenzó con la toma del control de la antigua taifa de Denia, una ciudad estratégica que ahora forma parte de la Comunidad Valenciana, no de Cataluña. Ante esta amenaza, el rey de la taifa de Lérida solicitó la ayuda del conde de Barcelona, Berenguer Ramón II, cuya responsabilidad era proteger los territorios de Al-Múndir, debido a los pagos de parias. A pesar de que otros nobles, como Sancho Ramírez de Aragón y el conde Armengol IV de Urgel, fueron invitados a unirse a la lucha, solo Berenguer Ramón II de Barcelona aceptó la alianza.
Consciente de que su ejército era más pequeño en número, el Cid optó por elegir un terreno estratégico en el que enfrentarían a sus adversarios. Este terreno, el pinar de Tévar, se encontraba en el Maestrazgo, cerca de La Pobla de Alcolea, y aunque se ubicaba en las proximidades de Aragón, nada tiene que ver con Cataluña.
Así fue el enfrentamiento
La Batalla de Tévar, liderada por Berenguer Ramón II, se libró en este terreno montañoso y boscoso. La noche antes de la batalla, el conde de Barcelona planeó un ataque sorpresa desde la retaguardia del Cid. Sin embargo, el polémico caballero, orquestó una estratagema para confundir a sus enemigos, enviando hombres que simulaban estar huyendo en desorden y proporcionando información errónea a los llamados barceloneses.
El resultado fue la fragmentación de las fuerzas de Berenguer Ramón, con muchos de sus hombres sorprendidos por las tácticas emboscadas del Cid. Al amanecer, los barceloneses que habían atacado desde la retaguardia se lanzaron contra el campamento del Cid. Rodrigo Díaz de Vivar logró organizar rápidamente a sus tropas y enfrentarse al ataque. Al mismo tiempo, el grueso del ejército del Cid descendió para enfrentarse a las fuerzas de Berenguer que subían desde el valle. El choque inicial resultó en la derrota del centro del ejército del conde de Barcelona.
La recompensa
La victoria fue contundente, y muchos nobles catalanes, incluido Berenguer Ramón II, fueron capturados. El botín obtenido fue de gran importancia, con valiosos tesoros, entre ellos la Tizona, y prisioneros de alto rango. Pocos días después, el Cid negoció la liberación de los aristócratas catalanes a cambio de generosos rescates.
La Batalla de Tévar dejó una huella indeleble en la historia de Cataluña, aunque el Cid Campeador nunca cruzó las fronteras de lo que hoy conocemos como Cataluña. El Cid continuó su legendaria carrera mientras Cataluña y su conde de Barcelona, Berenguer Ramón II, enfrentaron las consecuencias de esta batalla que cambió el curso de la historia en la región.