Unas increíbles secuoyas dan la bienvenida a los exploradores que quieran conocer el bosque con los árboles más espectaculares de toda Cataluña. Algunos de ellos centenarios.

Este espacio, situado en la provincia de Girona, es un lugar único para dejarse sorprender por la naturaleza. La cantidad de formas, colores y alturas diferentes de su vegetación se han convertido casi en pieza de museo. De hecho, se paga cinco euros por entrar. Para muchos, bien merecidos.

Dónde está 

Los conductores de la C-25 seguro que ya pueden imaginar de la zona de la que hablamos. Algunos de esos árboles se ven desde allí, pero nada es comparable con pasear por sus senderos.

El Arboretum Masjoan, a las afueras de Espinelves, es la zona montañosa de Cataluña en la que se encuentra la mayor concentración de árboles monumentales del territorio. Centenarios, altísimos, frondosos y de todo tipo de origen.

Historia

Una de las cosas que característica a algunos ejemplares son sus años. Los hay centenarios y hasta bicentenarios, de alturas superiores a 40 e incluso 50 metros, otros son declarados monumentales. Todo gracias a la iniciativa de un particular.

Marià Masferrer Rierola era un botánico apasionado por su profesión. Un naturista a ultranza que no perdía oportunidad de viajar por el mundo a conocer los paisajes naturales que no encontraba en Cataluña. Hasta que tuvo una idea.

Características del bosque 

Experto conocedor de la flora y fauna del Montseny, el catalán fue recopilando semillas de los árboles que más le gustaban y los plantaba en su finca, a las puertas de Espinelves. Entre 1860 y 1911, este hombre pobló las montañas de su alrededor con árboles foráneos pero de unas características extraordinarias.

De esas semillas nacieron otros árboles similares que fueron configurando este arboreto de cuatro hectáreas de extensión, donde se concentran los árboles más altos de Cataluña. En total, 58 especies de coníferas distintas, entre las que destacan los arces y el castaño de la India.

El entorno 

La finca, que pertenece a la familia Masferrer desde el siglo XII, es ya un espacio icónico. Los árboles no dejan de ganar espacio al cielo, pero también en el suelo. Su envergadura es tal que compiten entre ellos para hacerse con el terreno.

Los troncos de estas especies se elevan limpios, sin ramas en su parte baja. Las raíces se entrecruzan en el subsuelo y, a la vista, no dejan crecer mucha vegetación a su alrededor. Eso ha facilitado trazar un camino circular para sus visitantes.

Arboles asombrosos 

Para poder saber qué árbol es cuál, los responsables del lugar han añadido carteles informativos que indican de qué especie se trata. Algunas de ellas son espectaculares. Durante el recorrido se van encontrando. A pesar de que la mayoría son encinas, algunos son de otras especies y con dimensiones fuera de lo común. Hasta nació una especia propia fruto de la proximidad y conexión de los árboles, el abeto Masjoan.

Más allá de la anécdota, en el arboreto se puede ver la secuoya gigante más gruesa de Cataluña (6,50 metros de perímetro a 1.30 m. de altura). Un poco más adelante, la más alta (44 m). Pero también está el cedro del Atlas, el del Himalaya o el libocedro de California o cedro de incienso, considerado el árbol más alto de Cataluña con sus 49 metros de largo. La experiencia es impresionante.

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