En julio de 1970, el vuelo 1903 Dan Air despegaba de Manchester, Reino Unido, rumbo a Barcelona. El modelo de avión, Comet 4C, estaba equipado con turborreactores Avon RA.229 y fue comprado a BOAC en 1969. Tenía todos los certificados en regla y al día. Hasta el momento del accidente había hecho 27.786 horas de servicio: 10 años y 9 meses en el momento del accidente.
¿Qué pasó?
La catástrofe se produjo porque los controladores aéreos pensaban que el Comet estaba sobre Sabadell mientras que, en realidad, volaba directamente hacia el macizo del Montseny.
El piloto pensó que estaba sobre Sabadell, notificó la posición y le dijeron desde El Prat que iniciase la maniobra de descenso considerando su proximidad al aeropuerto. Cuando el avión entraba en el espacio aéreo español, casi a las 18 de la tarde, el aparato informó a Barcelona que se encontraba sobre Sabadell, aunque realmente se encontraba a 52 km de ese punto.
Coincidiendo con esta afirmación errónea del comandante, el radar de Barcelona detectó un punto sobre Sabadell con la misma velocidad, altura y rumbo que el Comet. Unos minutos después la torre de control pidió el rumbo del aparato y no hubo respuesta.
Profesionales de la navegación aérea señalan que hoy en día este accidente sería imposible con el GPS porqué marca exactamente la posición del avión en la pantalla sobre el mapa.
Las víctimas británicas iban de vacaciones a España y, en un principio, sus cuerpos debían haber sido repatriados al Reino Unido, pero finalmente los 112 fallecidos fueron enterrados en el cementerio de Arbucias en una ceremonia en la que estuvieron presentes las banderas inglesa y española.
Los viajeros poco se podían imaginar que, en lugar de sus ansiadas vacaciones en Calella de Palafrugell, iban a morir esa misma tarde después de que su aeronave se estrellase contra el Montseny.
Han pasado 53 años y todavía se encuentran trozos del fuselaje diseminados por la montaña; fue la peor tragedia aérea vivida en Cataluña y uno de los más graves de España.