La España vaciada sigue olvidada. Se puso de moda hablar de ella durante la pandemia y, recuperada la normalidad, la gente solo quiere viajar lejos y conseguir un piso barato (aunque sea imposible) en las grandes ciudades. Mientras, en Cataluña hay pueblos que agonizan.
Se cuentan por decenas los municipios de menos de 100 habitantes, pero entre ellos hay uno que descata. Montlleó bate todos los récords. Sólo tiene a una persona empadronada.
La casa habitada
Situado en lo alto de una colina del municipio de la Ribera d'Ondara, en la provincia de Lleida, hay quien cree que se trata de un pueblo abandonado. Obviamente, sus vecinos lo han abandonado. La población de los alrededores también. Todos menos uno.
Cal Mestres es la única vivienda de esta población donde todavía hay alguien que la habita. Y, por mucho que pueda sorprender a alguien, no es un nativo de Montlleó.
Quién es el vecino
La persona que allí reside es original de Cervera. Se mudó al pueblo hace más de 13 años. Por entonces, ya no había nadie. Poco pareció importarle eso. Tampoco fue un impedimento que no hubiera ni luz ni agua, sólo hace cinco años que dispone de estos servicios.
El único montleonés no quiere darse a conocer. Tal vez por eso decidió irse a un pueblo tan apartado como este. Tan inhóspito como este. Lo único que se mantiene en pie de manera más que correcta es su casa y la iglesia de Santa Maria de Montlleó.
Cómo es
El municipio situado a 677 metros de altura nunca ha sido un lugar con mucha población. En el siglo XIX apenas tenía 67 habitantes. Todos ellos fueron yéndose, hasta que vino este hombre de Cervera a habitarlo.
Apenas se conservan una decena de casas que son las que siempre tuvo Montlleó, por eso es curioso que aún pueda verse a lo lejos el campanario de la iglesia. Esto y Can Mestres. Visitarlo garantiza tranquilidad y tener unas vistas privilegiadas de La Plana de Lleida.
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