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Si tienes algunos de estos apellidos atípicos en Cataluña, desciendes de los vikingos poderosos

Advertimos que hay muy pocas posibilidades de que tengas sangre vikinga. Pero es bonito soñar, ¿no?

30 agosto, 2023 21:00

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¿Alguna vez te has preguntado si podrías ser una combinación asombrosa de vikingo catalán? En este caso en particular, te brindaremos ayuda para descubrir si tu apellido tiene raíces vikingas. Aunque ya te adelantamos que las posibilidades al respecto son prácticamente nulas. Hay muchos apellidos catalanes que tienen raíces latinas, germanas, inglesas... pero no existen muchos casos registrados de origen noruego.

Los apellidos de procedencia vikinga, por cierto, tenían un enfoque peculiar, especialmente en Noruega, donde era común que cada hijo adoptara el nombre de su progenitor, permitiendo así la distinción entre aquellos con el mismo nombre en la comunidad.

De manera similar, los apellidos de los vikingos en la Edad Media indicaban su ubicación, pero si se mudaban, necesitaban alterarlos. Las costumbres vikingas generaban cambios en los apellidos en cada generación, lo que llevó a la adopción de nombres familiares fijos en los siglos XVI y XVII, especialmente entre la nobleza.

Sin embargo, no fue hasta 1923 en Noruega cuando la ley estableció la necesidad de un apellido permanente para transmitir a las futuras generaciones. Por esta razón, en la actualidad, los vikingos tienen reglas flexibles para asignar apellidos a sus recién nacidos. Aquí, los padres deciden si el apellido proviene del padre, la madre, o incluso si es una combinación de ambos.

Igualmente, en el contexto del matrimonio, es factible elegir un apellido común para ambos cónyuges, otorgando a cada adulto la opción de cambiar su nombre o apellido según su preferencia, aunque con la restricción de hacerlo una vez cada 10 años, a menos que sea por separación o divorcio.

A continuación, presentamos la lista de los apellidos vikingos más frecuentes junto con su significado:

Apellidos noruegos y sus significados

  • Aas: Este apellido proviene de la palabra noruega "ås", que significa "montaña" o "colina".
  • Aasen: Derivado de "åsen", que se traduce como "la colina", este apellido también tiene conexión con el nombre de una ciudad.
  • Bakke: En la actualidad, puede interpretarse como "suelo" y tiene origen en el antiguo término nórdico "bakki", que denotaba "laderas".
  • Bakken: Representa la forma singular del anterior, y su significado es "suelo", "ladera" o "colinas".
  • Christensen: Significa "hijo de Christen", derivado de una variante abreviada de Christian ("cristiano"), un nombre muy popular en Noruega.
  • Dahl: Este apellido noruego, con raíces germánicas que lo hacen común en varias partes de Europa, se traduce como "valle".
  • Danielsen: De origen hebreo, este apellido patronímico se traduce como "hijo de Daniel", con una connotación ligada a la "justicia de Dios".
  • Edvardsen: Es el patronímico de Edvard, cuyo significado es "protector de la riqueza" o "guardián adinerado".
  • Eide: Este apellido deriva del término nórdico antiguo "eið", que refiere a un "istmo", una franja de tierra angosta que une dos masas terrestres y suele estar rodeada de agua.
  • Fredriksen: Tiene su origen en Fredik, una variante noruega del nombre alemán Freidrich, y se traduce como "príncipe de la paz" o "gobernante pacífico".
  • Gulbrandsen: Este apellido significa "espada de dios" o "fuego divino".
  • Gundersen: Deriva del nombre Gunder, que a su vez proviene de términos nórdicos que indican "batalla" y "ejército".
  • Hagen: De origen noruego, este apellido denota "el jardín".
  • Iversen: Se origina de "Iver", una adaptación local del nombre nórdico Ivarr, que se interpreta como "arquero" o "guerrero del arco".
  • Jacobsen: Un apellido patronímico vinculado con el nombre hebreo Jacob, cuyo sentido es "sostenido por el talón".
  • Jakobsen: En esta instancia, es una variante local de Jakob, el nombre original del patriarca Israel.
  • Karlsen: Surgido del nombre masculino Karl, que significa "hombre libre".
  • Larsen: Este apellido patronímico proviene de Lars, una forma común en Noruega del nombre Lorenzo, que se traduce como "coronado con laureles".
  • Nielsen: Uno de los más comunes, equivale al nombre Nicolás, que significa "la victoria del pueblo".
  • Ødegård: De origen noruego, se traduce como "granja abandonada".
  • Olsen: Su significado se basa en "hijo de Ole", una variante del nombre Olaf que significa "heredero del ancestro" o "descendiente del ancestro".

Origen de los apellidos españoles

Todos poseemos uno y, si indagamos, incluso varias decenas. Los apellidos individuales en ocasiones superan en importancia al propio nombre de pila. Representan una carga heredada de nuestros ancestros más remotos, y es nuestra responsabilidad cuidarlos con esmero para luego legarlos con sutileza a las generaciones venideras. Una persona puede seguir su existencia sin un nombre propio. No obstante, un individuo carente de un apellido, por otro lado, carece de arraigo, sin pasado que rememorar ni futuro que anticipar. No está vinculado a ningún lugar, desapareciendo para convertirse en nada más que una designación flotante entre las sílabas urbanas. En naciones como la nuestra, los apellidos se convierten en pilares fundamentales para concebir aspiraciones, y estas aspiraciones deben estar siempre a la altura del linaje familiar.

Aunque la práctica de otorgar apellidos en España (o los reinos cristianos de la península) comenzó a registrar su existencia a partir del siglo IX, estos eran cambiantes, no se transmitían de padres a hijos como en la actualidad, sino que variaban en cada individuo según su ascendencia, ocupación, lugar de procedencia, entre otros factores. No fue sino hasta el siglo XVIII cuando los apellidos comenzaron a solidificarse, permaneciendo invariables, hasta principios del siglo XIX, cuando se estableció la Ley del Registro Civil y la posesión de un apellido se convirtió en sinónimo de identidad.

Si tu apellido no se corresponde con los tipos mencionados a continuación, es probable que tenga un origen extranjero.

Los primeros apellidos documentados en España derivan de los patronímicos, basados en el nombre del padre. Es decir, si un hombre se llamaba Hernán, su hijo llevaría el apellido Hernández. Sin embargo, si el hijo se llamara Gonzalo, el nieto del primer hombre se apellidaría González. Esta práctica se observa en documentos firmados entre el siglo IX, cuando la alta nobleza comenzó a emplear patronímicos, y el siglo XI, cuando todas las personas firmaban con patronímicos. Es frecuente que los apellidos más antiguos de España, aun cuando no estén relacionados con la alta nobleza, tengan su origen en estos métodos iniciales.

En los reinos de León, Castilla, Portugal, Navarra y Aragón, la convención fue añadir una -z al final del nombre del padre, mientras que los Condados Catalanes optaron por transcribir la variante romance del nombre de pila paterno (Berenguer, Pons, Dalmau...).