La geografía española destaca por muchas cosas. Por ejemplo, encontramos numerosos pueblos ubicados en lugares de ensueño, ya sea en montañas, valles, acantilados, o a la orilla de hermosas playas. Pero existen excepciones aún más impresionantes: rincones que parecen sacados de la fantasía de un artista. Hoy te presentamos uno de estos parajes que se encuentra en Asturias: Cuevas del Agua.
Las singulares Cuevas del Agua
El municipio de Cuevas del Agua, en Ribadesella, alberga una particularidad única: su única entrada es a través de una cueva. Esta cueva, conocida como la Cuevona de Cuevas, es una impresionante cavidad natural que sirve como conexión entre el pueblo y el exterior. En esta cueva, una carretera se adentra en la montaña mientras un arroyo acompaña al visitante durante todo el trayecto. A lo largo de este recorrido, se pueden admirar las espectaculares formaciones geológicas que alberga la cavidad.
Podríamos afirmar que este es uno de los principales atractivos de Cuevas. A lo largo de 300 metros, los conductores quedan maravillados ante la magnitud de las bóvedas que conforman la cueva. Sin embargo, dado que es la única vía hacia el pueblo, tiende a estar bastante concurrida. Si lo que esperas es una travesía misteriosa en solitario, saldrás decepcionado de la experiencia.
En la visita, se encuentran formaciones calcáreas como estalagmitas, estalactitas y coladas a lo largo del camino del viajero. Algunas de estas son tan impresionantes que han recibido nombres como "La lengua del diablo" o "Las barbas de Santiago". Ya sabes que la humanidad cuando pone nombre a algo significa que ese algo es realmente espectacular. Dada la expectación que genera este lugar, se han habilitado dos aparcamientos para permitir que los turistas lo disfruten al máximo. Estos estacionamientos permiten dejar el vehículo a buen recaudo y recorrer la cavidad a pie, además de acceder al pueblo.
Un paseo por Cuevas.
Más allá de la asombrosa Cuevona, el municipio de Cuevas del Agua se encuentra a las orillas del río Sella y al pie de la montaña, lo que le otorga un encanto singular. Entre su conjunto, destacan los numerosos hórreos que alberga. Estos se suman a diversos elementos etnográficos que se ofrecen junto a los cercanos pueblos de Tresmonte y Xuncu.
De igual forma, sus calles mantienen la esencia tradicional de las casas asturianas, así como la arquitectura característica de la zona. Por otra parte, si el visitante dispone de tiempo, no debe partir sin realizar antes la ruta de los molinos, un sendero que parte desde el pueblo y que permite observar varios molinos de agua.