Agosto es uno de los meses preferidos para la mayoría de todos nosotros para disfrutar de nuestras vacaciones de verano en destinos costeros y playeros. Y es que así tenemos la oportunidad de refugiarnos del odioso calor. ¿Y qué mejor refugio para ello que la Costa Brava?

Precisamente en la Costa Brava encontramos varias playas que compiten por capturar nuestra atención, pero en esta ocasión queremos centrarnos en un rincón en particular: la cala s'Alguer. Se trata de una diminuta cala situada en el municipio de Palamós, a unos 40 minutos de distancia en coche desde Girona. Rodeada por la Platja del Castell, la platja de la Fosca y el imponente Castell de Sant Esteve de Mar.

El tesoro oculto de la Costa Brava

Al adentrarse en la belleza de cala s'Alguer, uno experimenta la sensación de haber hallado un tesoro que desea guardar en secreto para evitar que se lo arrebaten. Sin embargo, la verdad es que esta joya es tan valiosa que merece ser mostrada al mundo desde que la Generalitat la declaró Patrimonio Cultural en 1972.

Cala S’Alguer representa un remanso paisajístico, como tantos otros lugares silenciosos que pueblan la Costa Brava, sobreviviendo imperturbables a los embates del tiempo. Al pisarla, ya sea bajo un sol radiante o en días grises, uno siente que el tiempo se suspende.

La historia de la bella cala s'Alguer

Ubicada en el municipio de Palamós, a unos 40 minutos de Girona, esta diminuta cala se sitúa entre la Platja del Castell, la platja de la Fosca y el Castell de Sant Esteve de Mar. ¿Cómo es posible que tanta belleza quepa en apenas 30 metros de largo por 4 metros de ancho? Misterios insoldables.

El origen de la cala se remonta al siglo XVI, cuando se estableció un pintoresco barrio de pescadores que le otorgó su carácter único. Justo a unos pasos de la arena, entre grandes rocas blancas y grises, se agrupan casas blancas de estilo tradicional, cada una con su imponente puerta de madera de un color distintivo. Frente a estas casas reposan las icónicas barcas de pescadores de la Costa Brava.

Estas antiguas barracas, ahora convertidas en residencias de fin de semana, solían albergar las pertenencias de los pescadores, lo que explica las proporciones de sus puertas. Para los viajeros, crean una paleta de colores vivos que contrasta con el azul oscuro y el verde turquesa del mar, así como con los altos pinos que rodean la zona.

El entorno de Cala S’Alguer es igualmente cautivador. En la distancia se divisa Mas Juny, un caserío restaurado en 1931 por el pintor Josep María Sert, que en su época fue un punto de encuentro para intelectuales y también ostenta la categoría de Bien de Interés Cultural.

El paisaje de Cala S’Alguer se pinta con la presencia de la Pineda d’en Gori, un bosque de pinos blancos desde donde se puede admirar toda la panorámica y la cala desde lo alto. Una parada obligatoria en el itinerario, sobre todo si buscas parajes donde te sea fácil desconectar del estrés diario.

Cómo acceder a la cala

Para acceder a esta joya costera, se pueden elegir varias rutas. Una opción es llegar en coche y dejarlo en el parking de la Platja del Castell o en las urbanizaciones cercanas, para luego seguir los senderos que conducen al mar.

Si te sientes con ánimos de aventura, puedes comenzar tu recorrido en Palamós y conectar con el Camí de Ronda, un sendero costero que une Blanes con PortBou y que es muy popular por su capacidad para desvelar las pequeñas calas y los encantos de cada localidad a lo largo del mar. Con múltiples senderos a elegir, ninguno decepciona, cada uno revela su propia belleza.

Este camino costero, cuyo origen se pierde en la historia, es una vía única para llegar a S’Alguer. Sus indicaciones te guiarán hasta allí, e incluso podrás extender tu travesía hasta el Castell de Cap Roig si lo deseas.. Tanto en la Platja de la Fosca como en la Platja del Castell encontrarás servicios, aunque en S’Alguer la experiencia es simplemente disfrutar de las vistas, leer en tranquilidad ficción o algún ensayo profundo o darte un refrescante baño.

Qué hacer en Palamós

Palamós

Ya que te encuentras cerca de Palamós, ¿qué te parece visitar el municipio? Por ejemplo, una parada obligatoria es el Castillo de San Esteve, un monumento que guarda la historia en sus piedras. Descubrir sus secretos es posible a través de visitas guiadas que desentrañan sus orígenes.

El Poblado íbero del Castillo ofrece un viaje en el tiempo a través de sus restos arqueológicos. Con una antigüedad que abarca desde el siglo VI aC hasta el siglo II dC, este yacimiento íbero es un testimonio de la vida ancestral.

La subasta del pescado es una experiencia que añade un sabor único a tu visita. En caso de disponer de más tiempo o no visitar durante el fin de semana, la recomendación es unirse a la visita guiada. Así descubrirás más a fondo detalles acerca del funcionamiento de la subasta diaria y la organización pesquera local..

En el corazón del puerto de Palamós se alza el Museo de la Pesca, otra visita obligatoria. Además, el cercano Mercado del Pescado y la Plaza Murada, con su vista panorámica del puerto y la Playa Grande.

Completa tu paseo con la Iglesia de Santa María, una joya parroquial construida sobre una antigua capilla. Entre sus tesoros destaca el impresionante retablo creado por Isaac Hermes Vermey y una notable colección de arte sacro.

Noticias relacionadas