Uno de los propósitos más repetidos en los últimos días del año 2021 y primeros del recién estrenado 2022 tiene que ver con la idea de cultivar una vida más tranquila y sosegada dejando atrás el ritmo vertiginoso y el estrés del día a día. Y para conseguir ese estar en calma, nada como iniciarse en el arte de la meditación. Una manera de aprovechar los beneficios psicológicos y saludables de esta práctica milenaria entre los que se encuentran encontrarse mejor con uno mismo.
Hablar de meditación es hacerlo de una práctica en la cual la persona va entrenando poco a poco su mente y su consciencia con el fin de alcanzar la paz interior, la relajación o la canalización de las energías vitales de su interior. Dicho de otra manera, con la meditación se logra un estado de bienestar que influye luego en otros aspectos de la vida diaria.
Beneficios de la meditación
Practicar meditación de manera regular es conseguir algunos de los beneficios asociados a su práctica. Así pues, entre esos aspectos positivos destaca el facilitar un mejor descanso nocturno, ayudar a la persona a sentirse mucho mejor, mejorar la capacidad de concentración en las actividades diarias e incluso favorecer y fortalecer el sistema inmunológico.
Por si fuera poco, meditar también trae consigo el servir como bálsamo perfecto para alejar el estrés asociado a la vida diaria, además de actuar como antidepresivo para aliviar algunos episodios de ansiedad o depresión. Por último, esta terapia natural mejora la memoria y las funciones cognitivas, promueve la aparición de pensamientos positivos y aumenta la tolerancia al dolor. Beneficios todos ellos que se consiguen si se adopta la meditación como una rutina del día a día. Y para empezar, nada como seguir estas recomendaciones útiles.
Poco a poco
La primera vez que uno se pone a meditar no puede pretender abstraerse del mundo exterior y dejar la mente completamente en blanco en unos pocos minutos. Esto llevará un tiempo de práctica. Para llegar a esa calma y a esa paz interior se requiere de un entrenamiento previo. Así pues, al principio uno se puede concentrar en un punto con los ojos abiertos, al tiempo que va experimentando una serie de sensaciones y emociones en su cuerpo y en su mente.
Al principio costará un poco ir acostumbrando a la mente mientras se va acompasando con la respiración; pero todo llegará con el tiempo, sobre todo si se es metódico y se practica la meditación cada día un par de minutos para empezar. La concentración llegará cuando menos se lo espere uno. Lo importante al principio es adquirir el hábito y no tirar la toalla a la primera de cambio.
Constancia y actitud
A la hora de empezar a meditar tan importante es ser riguroso y constante para aprender de esta técnica milenaria, como tener una actitud positiva donde se dejen a un lado las expectativas más altas por lograr ser todo un maestro de la meditación. Nada más cerrar los ojos es bueno ir descubriendo cómo el cuerpo se va amoldando a esta nueva actividad. De la misma manera, es un buen momento para concentrarse en la respiración al tiempo que entra y sale por la nariz e invade todo el cuerpo.
Con el paso de los días, se conseguirá alcanzar ese estado placentero que se tenía como objetivo cuando se tomó la decisión de empezar a meditar. Cuando esto ocurra, esa persona se conocerá mucho mejor a nivel interno y podrá canalizar su energía vital y sus emociones.
Aspectos prácticos
No existe una hora ideal o un momento perfecto para meditar. Todo depende de las necesidades de cada usuario y de sus posibilidades diarias. Así, mientras a algunas personas le va mejor dedicar a esta práctica los primeros minutos del amanecer nada más levantarse para comenzar mejor el día, para otros la meditación es el cierre ideal a una larga jornada. Lo importante, sea cual sea el horario, es ponerse a ello.
Aunque se tengan 5 minutos cada día para meditar, es importante no hacerlo de cualquier manera. Por ello, una regla no escrita en este sentido pasa por hacerlo en un lugar cómodo, donde reine el silencio y no haya interrupciones. De la misma manera, es importante practicar la meditación con ropa cómoda y adoptar una buena postura con la espalda erguida, sentado en el suelo o en un cojín, piernas dobladas y con las manos en los muslos.