Trucos para que el perro pierda el miedo a ir al veterinario
En ocasiones ese temor es contagiado por un dueño que no está muy tranquilo en la visita a esa consulta
5 enero, 2022 14:10Cuando por un problema de salud o una revisión rutinaria es imprescindible llevar al perro al veterinario, puede que la mascota reaccione con miedo a ese profesional al que no está acostumbrado. En los casos más graves incluso ese can se esconde para que no le saquen de casa, ladran, se muestran ariscos e incluso hay algunos que pueden hacer sus necesidades en esa consulta por el pánico que tienen.
Para ayudar a la mascota en esos momentos, siempre y cuando no sea una fobia demasiado acuciada que necesite un tratamiento más amplio, se pueden poner en marcha una serie de trucos con los que el animal ganará en tranquilidad y en confianza con esa persona extraña que solo se preocupa por su bienestar y su salud. De esta manera desterrará un temor que es muy común es los perros como el que puedan tener a los petardos, las tormentas o la ansiedad por la separación de sus dueños.
Un dueño nervioso
En ocasiones ese miedo que tiene el animal no es tanto suyo como procedente de un dueño que lo pasa mal cada vez que tiene que llevar a su mascota al veterinario. Y es que muchas personas no están muy tranquilas en este tipo de visitas y ese nerviosismo lo acaban contagiando al perro que captan ese estado de ánimo.
Para evitar este tipo de situaciones lo mejor es escoger un veterinario que ofrezca confianza tanto al dueño como a su fiel amigo de cuatro patas y que sea cariñoso con este último. Además, no es mala idea que esa persona vaya acompañada de un familiar o un amigo que le haga más llevadero ese trance si no se atreve a llevar solo a su perro al veterinario.
Mejor de cachorro
Como todo en la educación de un animal de compañía, especialmente en el caso de los canes, es mejor adoptar estas rutinas cuando este un cachorro para que las pueda ir interiorizando para cuando vaya creciendo. Así pues, para prevenir este miedo, una buena idea es hacer visitas más habituales y cortas para que se vaya acostumbrando a ese "inhóspito" lugar que no le resulta familiar. Además, si se le acompaña en algunos casos con premios, poco a poco la mascota no se mostrará tan reticente para ir al veterinario.
Junto a esas visitas más frecuentes, no para consulta sino que puede ser simplemente para saludar al profesional, es importante preparar también el camino de forma previa. Algo que se puede conseguir con esas pequeñas recompensas en forma de dulces o comida para ellos, demostrándoles su afecto con mimos y caricias y hablándoles despacio y en voz baja con palabras tranquilizadoras. Así es como el perro confiará en su amo cuando salga de casa.
Sin tocar
Una de las causas asociadas a ese miedo, tanto de perros como de gatos, por ir al veterinario tiene que ver con que algunos de estos animales de compañía apenas se dejan tocar y mucho menos si ese contacto viene de una persona extraña que, además, les pondrá una inyección en algunos de los casos. Para ello es primordial en casa ir acostumbrándoles a la manipulación para que esa visita veterinaria no sea un trauma para ellos.
Esta práctica es muy sencilla: darle caricias, juegos donde haya un contacto, cogerles de las patas, del hocico e incluso imitar al veterinario como si se estuviese mirando el interior de sus orejas (una de las revisiones que le hará el profesional de la salud). Otra buena idea, justo antes de la hora de la cita, es proporcionarle al perro un suave masaje para relajar sus patas, su cuello así como toda la parte de la columna vertebral hasta la parte trasera de las orejas que para ellos es tan placentera.
Veterinario a domicilio
Si ni con estos consejos el can se relaja, ya solo queda la solución de contratar un servicio a domicilio. Seguirá teniendo algo de pavor a ese extraño pero, al menos la consulta se hace en un lugar que para el animal es más familiar ya que es su hogar.
Eso sí, si se opta por esta modalidad hay que tener presente que en la mayoría de las ocasiones esa consulta será menos económica ya que se deberá abonar la parte del desplazamiento de esa persona hasta la vivienda.