La llegada de un bebé recién nacido a una casa es todo un sinónimo de alegría e ilusión... pero también de cierto temor y dudas en el caso de los padres primerizos; sobre todo de la madre que, en la mayoría de los casos (sobre todo si opta por la lactancia materna) es la que pasará la mayor parte del tiempo con ese bebé que ha estado 9 meses en su tripa durante el embarazo.
Sin embargo, cuidar de este pequeño miembro de la familia no tiene de más misterio si uno se arma de mucho cariño, paciencia y alguna que otra recomendación práctica para esos momentos en los que el cansancio por no dormir lo suficiente se hace notar.
Lactancia materna
La primera recomendación va para uno de los momentos más íntimos en la relación entre una madre y su hijo recién nacido si esa mujer primeriza decide dar el pecho de manera exclusiva para alimentar a su hijo. Una decisión que debe basarse en el propio deseo de la madre, así como en la posibilidad de llevarlo a cabo. Y es que la lactancia puede ser un momento de lo más bonito, al mismo tiempo que desesperante y duro si el niño no agarra bien el pecho y la lactancia no se establece como se debería.
Para que esa primera vez que se amamante sea todo un éxito lo primero de todo es tener mucha calma y seguir estos trucos: la madre debe estar cómoda para que su espalda no sufra; el bebé debe estar recto, en posición horizontal y con la tripa mirando hacia el cuerpo de su madre; con el pezón se estimula el labio inferior del bebé para que abra la boca ampliamente y cubra toda la parte oscura del pezón. El niño comerá bien si se oye un patrón a la hora de succionar, se nota en las mejillas que va tragando y si, además, a la madre no le duele el pecho.
El sueño del recién nacido
Otro de los momentos clave con la llegada de un recién nacido. Ya se sabe de antemano que los padres ya no dormirán del tirón por un tiempo y que incluso en algunos casos no peguen ojo en toda la noche. Un hecho que puede llegar a desesperar en muchos momentos; sin embargo con el paso de los meses y si se establecen una serie de rutinas el niño poco a poco aprenderá a dormir por sí solo. Y para ello, el cerebro del bebé debe ir madurando para ir diferenciando el momento del día y el momento de la noche.
Un bebé de apenas unos días o semanas se pasa la mayor parte del día y de la noche durmiendo; quitando los momentos en los que se despierte para comer (ahora al principio la lactancia es a demanda) o bien aparezcan los temidos cólicos del lactante a última hora de la tarde o por la noche. Salvo estos hechos puntuales, la mejor recomendación para esa madre primeriza es hacer colecho al principio, para que ella también pueda descansar, y poco a poco ir habituando al recién nacido con rutinas como bañarle antes de ir a dormir y acostarle siempre a la misma hora.
La hora del baño
El baño forma parte de esas rutinas que necesita un bebé para ir amoldándose a su nueva vida fuera del vientre materno. Ya no tanto por una cuestión de higiene, que también ya que a los recién nacidos se les cambia el pañal bastante veces a lo largo del día, sino por ofrecerle un momento de relajación previa a la última toma de la tarde antes de irse a dormir. Un baño que no debe ser de más allá de 10 minutos y con el agua no demasiado fría ni demasiado caliente. Esto último se comprueba con el codo, en lugar de con la mano como podría ser la primera idea.
Eso sí, en todo momento y por mucho que el agua apenas cubra unos centímetros de su pequeña bañera no hay que perder de vista al bebé. No dejan de patalear y moverse y con esa capacidad es más que suficiente para tener un disgusto en unos segundos. Tras pasar por el agua, una buena recomendación es secarle muy bien; sobre todo la zona de los pliegues de cuello, brazos y piernas, y darle un masaje relajante con una crema específica para su piel. Un momento que agradecerá y que le relajará para luego dormir mucho mejor.
Aspectos prácticos
Con el paso de los días, esa madre primeriza conocerá al dedillo a su hijo y sabrá en todo momento si llora por cansancio, por hambre o por un pañal sucio que no se ha cambiado. Sin embargo, esto no quita con que sea buena idea saber algún consejo más. Recomendaciones prácticas como por ejemplo, practicar el porteo. Una manera no solo de tener las manos libres, sino que llevar así al recién nacido facilita que duerma mejor, no tenga tantos cólicos, desarrolle su espalda, llore menos y haya un apego más saludable.
Tanto si se opta por el porteo como a la hora de pasearlo en su carro es importante no abrigar demasiado al bebé. Bastará con una capa más de la que lleve el adulto. Un truco para comprobar si tiene frío o suda demasiado: tocar la nuca del bebé; nunca hay que guiarse por cómo tenga las manos. Y un último consejo: siempre que vaya con su madre o bien descanse en su cuna con la espalda en el colchón, nunca de lado o boca abajo, hay que mover la cabeza de lado de vez en cuando para que su pequeña cabeza no se deforme.
El descanso de la madre
Consejos que sobre todo pondrá en práctica la madre ya que pasará buena parte del tiempo con su hijo. Sin embargo, quitando el momento de la lactancia materna el resto de recomendaciones también deben ser puestas en práctica por la pareja de la primeriza. Ella será la que esté más cansada, por tanto para ayudarla es importante descargarla de trabajo en algunos momentos, dejar que pueda dormir o ducharse con tranquilidad y dejar que se olvide de todo lo relacionado con la casa, la compra o la comida.
Otra buena manera de ayudar a una madre es teniendo cuidado con las temidas visitas de familiares y amigos. Por ello, antes de ir a visitar a un recién nacido siempre se deberá preguntar antes el momento oportuno, permaneciendo en la casa un breve rato de tiempo y sin tocar o besar al niño si los padres así lo consideran.