El terreno ganado por la lava al mar en la isla de La Palma, el llamado delta lávico, corre el riesgo de derrumbarse si continúa su avance a profundidades mayores en el océano. Esto iría acompañado de la liberación brusca de gases, con explosiones hidromagmáticas y olas.

Los esfuerzos están centrados en ver la evolución del delta, dado que ha alcanzado el límite de la plataforma insular y es previsible que continúe su avance, lo que podría conllevar el derrumbe de su frente, según los expertos.

Fase estable

Desde hace unos días, la erupción del volcán de Cumbre Vieja, que comenzó el pasado 19 de septiembre, está en una fase estable, ya que no hay patrones significativos en las deformaciones. Las emisiones diarias de dióxido de azufre alcanzan las 4.994 toneladas y la emisión difusa de dióxido de carbono es de 1.668 toneladas diarias, valores parecidos a días anteriores.

En el Valle de Aridane, donde se han registrado algunas mediciones puntuales que han superado los niveles de alerta de dióxido de azufre y que luego han remitido, los vecinos pueden hacer vida normal, pero con mascarilla. Se recomienda salir lo mínimo posible al exterior y siempre con mascarilla FFP2 a quienes padezcan afecciones pulmonares o bronquiales, asma, problemas cardíacos, embarazadas y niños pequeños.

Afectaciones

Además, el penacho de ceniza y dióxido de azufre que se extiende desde el volcán está afectando a la operatividad no solo del aeropuerto de La Palma, sino también con el de Tenerife Norte, sin que se descarte que llegue al del Sur y también al de La Gomera.

Por su parte, la lava ha cubierto, desde que comenzó la erupción, un total de 480,5 hectáreas afectado o destruyendo hasta el momento 1.149 edificaciones e infraestructuras, según datos del satélite del programa Copernicus de la Unión Europea.