Cualquiera que lleve gafas con asiduidad sabrá de primera mano que no combinan especialmente bien con las mascarillas, ya que, por lo general, terminan empañándose con el vaho propio de la respiración.
Tanto es así, que han aparecido múltiples memes sobre este hecho, llegando incluso a solicitar en tono jocoso que los primeros que deberían ponerse las vacunas deberían ser quienes necesitan gafas para su día a día.
¿Soluciones al problema?
Más allá de bromas, sí que es cierto que supone un auténtico problema para la visión y todo un engorro que puede incluso a provocar que se incumplan las medidas de seguridad solo para ver un poco mejor. Por supuesto, esto es extensible a las gafas de sol -en muchas ocasiones muy necesarias-, que tampoco se libran del odioso empañamiento.
Sin embargo, hay remedios y soluciones para evitar en la medida de lo posible este inconveniente. Algunas de ellas no satisfarán a todos por igual, dado que también es importante la morfología del rostro.
Tipos de gafas
Lo primero que hay que tener en cuenta y que además resulta obvio es que no se puede soplar el vaho, ya que esto llevaría a estar continuamente haciéndolo y, además, de poco serviría llevar mascarilla, ya que habría que retirarla.
Asimismo, las gafas que sean de metal y que, por lo tanto, van más separadas de la cara, tenderán a empañarse menos. Y es que al circular más aire entre el cristal y el ojo, el efecto es menos acusado. Esto quiere decir que si la persona se retira mínimamente las gafas, ya notará menor incidencia del vaho. Claro que solo tendrá razón de ser cuando no afecte a la calidad de la visión.
Mascarilla por debajo
Más allá de decantarse por las gafas de montura fina, también es recomendable que se sitúen sobre la propia mascarilla, de modo que esta quede atrapada en la nariz. Así se frena el ascenso del aire caliente que sale de la boca. Sin embargo, no todas las narices ni las caras son iguales, y para mucha gente será casi imposible.
Por ello, muchas mascarillas se venden con una tira metálica que sirve para que se ajuste mejor a la nariz. No obstante, no siempre es suficiente, con lo que algunas empresas comercializan accesorios antivaho que hacen las veces de pinzas acolchadas y que tienen la misión de retener el aire caliente a la vez que aportan comodidad. Hay numerosas opciones y solo hay que dar una vuelta por alguna web de comercio electrónico para hacerse con unas. Eso sí, una opción más casera pasa por utilizar un trozo de esparadrapo hipoalergénico.
Productos para el cristal
Si el ajuste de la mascarilla con las gafas no es suficiente, entra en juego la química, es decir, aquellos productos que una vez que se aplican sobre el cristal, impiden que este se empañe. Para esta opción también ha surgido trucos caseros, aunque la mayor parte de ellos no son recomendables.
Uno es la aplicación de jabón en la parte interna. Esto no solo va a generar mayor suciedad en las lentes, sino que además puede provocar que se arañen, con lo que lavarlas con agua y jabón no parece el mejor recurso.
Remedios inservibles
También se puede leer que si se aplica saliva o se pasa una patata pelada, se evitará el odiado vaho, aunque ambos remedios ya de por sí van a ensuciar el cristal y en el caso de las patatas incluso dejarán restos.
Por lo tanto, lo mejor es optar por productos creados precisamente para esta labor, ya sean gamuzas o sprays, dado que ni dañarán las lentes ni las ensuciarán.
Gamuza vs. soluciones líquidas
Las toallitas que están impregnadas con sustancias hidrófilas destacan por ser bastante efectivas, aunque suele ser complicado que mantengan su efecto tanto tiempo como se anuncia. Eso no quita que durante tres o cuatro horas mantengan al vaho a raya. Además, se pueden utilizar más de 100 veces sin que se pierda el efecto.
Por otro lado están los sprays, más sencillos de aplicar aunque a veces algo menos efectivos. Al igual que las gamuzas, esparcen una capa que evita que las lentes se empañen durante un tiempo similar. Cabe apuntar al respecto que este tipo de productos no son nuevos, dado que se utilizaban habitualmente en el buceo, aunque ahora su venta se ha multiplicado al convertirse en un inconveniente tan generalizado.