Lucile Randon es una monja francesa de 116 años que se ha convertido en un fenómeno mundial después de que se infectara de Covid y lo haya superado sin apenas consecuencias.
El virus, que ha demostrado tener un mayor índice de mortalidad y afectación en personas mayores, no le causó ningún síntoma.
Asintomática
La hermana, que vive en una residencia geriátrica, contrajo la enfermedad el 16 de enero después de que se detectara un brote en el centro. Lo supo sólo porque le hicieron las pruebas.
"Ni siquiera me di cuenta de que lo tenía", señala a la prensa la mujer más longeva de Europa y la segunda del mundo.
Molestias
Pese a ser asintomática, Randon admite que sí lo ha pasado mal pero por otra razón, la soledad: “pesaba terriblemente”. Y es que para velar por su salud y la de los otros residentes la tuvieron aislada en su habitación. Ni siquiera pudo ir a misa.
“Quería saber, por ejemplo, si cambiaría la hora de la comida o de ir a dormir. No temía a la enfermedad. Sin embargo, estaba muy preocupada por los otros residentes”, aseguran miembros del geriátrico.
Expectativa
Los responsables del centro parecían estar más preocupados que ella. “Aunque cuidamos de todos nuestros residentes por igual, tener en nuestra residencia a la persona más anciana de Europa es un orgullo y una inmensa responsabilidad”, señalan.
Cuando ha pasado cerca de un mes desde que contrajo el Covid, la monja está completamente sana. Ahora sólo espera que llegue el 11 de febrero, el día que cumple 117 años.