Como bien ha quedado demostrado en muchos lugares de España, la caída en picado del sector turístico está provocando auténticas situaciones dramáticas: cierre de empresas, despidos, ERTEs, caída de beneficios… Esos mismos estragos los están viviendo en Islandia, otro país que depende en gran medida de la afluencia de turismo.
La isla situada en el Atlántico Norte se ha convertido en los últimos 15 años en un destino muy popular a pesar de que durante buena parte del año es casi imposible visitarla por las bajas temperaturas. Eso ha llevado a sus dirigentes a buscar opciones para recuperar visitantes. Y una de las primeras opciones ha sido atraer a los teletrabajadores que ganen mucho dinero.
Visitantes de larga estancia… y grandes ingresos
Antes de analizar cuál es la situación de Islandia en la actualidad, hay que referirse a la noticia que ha corrido como la espuma por redes y medios de comunicación. Y es que en este país han realizado una serie de cambios en su programa de visa de trabajo remoto para ciudadanos fuera del espacio Schengen europeo.
Dado que tienen restricciones de turismo, conviene atraer a visitantes que sigan aportando a la economía nacional. Y para ello han pensado en los trabajadores nómadas o teletrabajadores que realicen su labor desde cualquier sitio del mundo. Eso sí, para que puedan pasar seis meses sin necesidad de un visado tendrán que llegar con los bolsillos llenos.
“Turismo” de élite
Así pues, para formar parte de esa pequeña élite de viajeros trabajadores que pueden pasar una buena temporada en la isla, estos no solo deberán llegar con empleo, sino que además este deberá estar muy bien remunerado, habida cuenta que habrá de alcanzar los 80.000 euros al año, o lo que es lo mismo, casi 6.000 mensuales.
Como es obvio, es una cifra a la que llegan muy pocos y que restringe la llegada de muchos otros nómadas digitales que quisieran probar suerte en los espectaculares parajes de Islandia. Sin embargo, sí que puede ser una primera piedra de toque para recuperar parte de la actividad a la que se habían acostumbrado los islandeses, quienes no dudaron en abrazar el turismo con los brazos abiertos; algo lógico si se tienen en cuenta los pingües beneficios que aportaba año tras año.
No son los primeros
Eso sí, hay que apuntar que Islandia no ha sido el primer estado en proponer este tipo de visado para teletrabajadores de otros países, ya que antes lo pusieron en práctica territorios como Barbados, las Islas Caimán, Croacia o Estonia. No obstante, el salario en ninguno de esos casos debía ser tan elevado. Así que, parece ser que Islandia --por el momento-- solo será accesible para las personas más adineradas.
Las razones de esta decisión no han sido desveladas por el Gobierno, aunque todo apunta a que se debe a la necesidad de que vuelva a moverse el sector turístico aunque sea mediante este tipo de visitas de larga duración. Asimismo, el hecho de no facilitar la entrada al país también puede responder a la decisión de salvaguardar el sistema nacional de salud que atiende a los 375.000 islandeses que residen en el país.
Un turismo desmedido
En este punto hay que tener muy en cuenta que la afluencia de turistas se había disparado en la última década, a pesar de que durante los últimos años los precios de estancia habían ascendido de tal modo que muchos viajeros optaban por utilizar caravanas y coches con tiendas de campaña incorporadas.
Las cifras del año 2018 llegan hasta los 2,3 millones de visitantes, un número que se antoja imposible hoy en día ya que, en caso de un contagio masivo, la sanidad islandesa no sería capaz de afrontar la consiguiente crisis sanitaria.
Inversión en turismo
No obstante, son tan grandes los beneficios que aporta el turismo que el gobierno islandés sabe que por su recuperación también pasa la de las arcas de sus habitantes. Tal y como apunta The New York Post en un artículo, unas 8.000 personas perdieron su empleo entre los meses de marzo y agosto, es decir, casi un 4% de la población activa. Esto ha provocado que la tasa de paro también haya ascendido desde un 2,5% a un 8,5%.
Tal impacto deja bien clara la importancia que había adquirido el sector turístico en este país nórdico, cuyos habitantes, lejos de renegar de visitas que pudieran perjudicar los extraordinarios parajes naturales, las reciben gustosamente. Por ello, han aprobado inversiones de más de 10 millones de euros en infraestructuras y de 7,5 millones enfocados directamente en la industria turística. Eso sí, mientras tanto, solo los más ricos podrán vivir en este país.