Viajar es más agradable con una buena maleta en la mano. Aunque cada persona puede tener sus propias necesidades, lo cierto es que hay una serie de características que pueden ayudar a elegir la maleta perfecta. Cantidad de ruedas, disposición de las asas, sistemas de seguridad integrados o material de construcción son algunos de los detalles en los que todo turista debería fijarse antes de comprar su nueva maleta, más allá del diseño o el estampado que le guste.
Y esto no tiene nada que ver con las marcas. En general, una maleta de marca se asocia a una mayor calidad, algo que viene justificado por el precio. Sin embargo, si no cumple con estas características podría no hacer el viaje tan cómodo como otras que si cuenten con ellas. Estos consejos son especialmente interesantes para personas que viajen mucho, en transportes públicos (avión, tren, autobús…) y que, con frecuencia, pasen varias horas cargando con la maleta.
Sistemas de confort
La maleta perfecta tendría cuatro ruedas con movimientos 360º. Facilita enormemente la tarea de desplazar dicho equipaje, mejora los movimientos que se pueden hacer con ella y dan mucha libertad al viajero. Además, ayudan a reducir la sensación de peso, ya que no hay que “tirar” de ellas como ocurre con las de dos ruedas, si no que al tener cuatro ruedas pivotantes el peso no recae sobre el brazo del viajero. En el apartado de confort y comodidad, las ruedas es lo primero que se debería valorar.
Por otro lado, están las asas. Se recomienda elegir maletas que dispongan de tres asas: una en la parte superior (con refuerzos, ya que será la que más se utilice), una en la parte inferior y otra en uno de los laterales. Cuando la maleta pese mucho o sea necesario manipularla de una forma diferente a cogerla por la parte superior, la inclusión de estas asas facilitará su manejo y repartirá el peso de una forma más efectiva, de modo que al viajero le cueste mucho menos cargar con ella.
Sistemas de seguridad integrados
Las cremalleras son una de las partes que más sufren de una maleta, ya que se utilizan continuamente y una cremallera mal construida puede romperse en unos pocos usos, arruinando por completo el viaje. Una maleta perfecta tendría unas cremalleras resistentes y fuertes, de tamaño medio y que aporten sensación de durabilidad. También es importante el uso que el viajero haga de ellas. Además, se debería buscar que tengan un punto de unión entre sí por donde se pueda meter un candado.
Lo cierto es que los candados externos no son la mejor opción de seguridad para una maleta porque se puede abrir fácilmente. Lo mejor, según los expertos son los candados integrados TSA, con combinación numérica. De hecho, estos son los sistemas de cierre aprobados por países como Estados Unidos, quienes no aceptan otro candado que no sea TSA. Algunas maletas los traen ya incorporados en el propio chasis, por lo que facilita la seguridad del equipaje.
Resistencia y durabilidad
Cuando se busca una buena maleta, se desea que además sea resistente y duradera. Los materiales empleados tienen mucho que decir en este sentido. Es preferible evitar las maletas de PVC y optar por las de tela. Tal vez no son tan bonitas, pero son mucho más resistentes a golpes, no se abollan y aguantan más, especialmente si se planea facturar el equipaje, es el tipo de maleta más adecuada. Para el interior, un armazón de aluminio es lo ideal para darle forma y añadirle poco peso.
Por último, y aunque aquí ya entran en juego los gustos personales de cada uno, una maleta con un color o estampado diferente al clásico negro o azul marino ayudará a distinguir el equipaje entre los cientos que salen por la cinta transportadora de los aeropuertos o las decenas que se almacenan en las bodegas de los autobuses. Quien prefiera algo clásico en estos colores, siempre puede optar por ponerle algún detalle de color diferenciador, como un lazo en el asa o una chapa metálica en la que, además, se puedan escribir los datos personales para recuperar la maleta en caso de pérdida.