¿Conoces el Camí Ignasià?
Una ruta que recorre algunos de los lugares más bellos de Cataluña y con más tradición religiosa
7 marzo, 2020 21:18Cataluña es una tierra que ofrece cobijo y ayuda a todo peregrino, como ya ocurrió hace más de 500 años con Sant Ignasi de Loiola en su camino hacia la paz espiritual. Esa misma ruta recorre actualmente algunos de los puntos turísticos de mayor belleza de toda la región y da al caminante la oportunidad de hacer un doble viaje, conectando consigo mismo y con el entorno.
Sant Ignasi de Loiola fue el fundador de la Compañía de Jesús, más conocida como los jesuitas. Su intención era encontrar en Manresa un lugar donde meditar y lograr la paz espiritual. Sant Ignasi partió desde su casa en el santuario de Loyola (Azpeitía, Guipúzcoa) y recorrió cerca de 700 kilómetros por Euskadi, La Rioja, Navarra, Aragón y Cataluña, hasta llegar a su destino. En total, este trayecto plagado de historia está divido en 27 etapas, y siete de ellas discurren por Cataluña.
Fraga - Lleida - El Palau d’Anglesola
Estos tres municipios pertenecen a las etapas 21 y 22 de la ruta original, si se empieza desde Loyola. El Camí Ignasià entra en Cataluña a 9 kilómetros de la localidad de Fraga, sobre las piedras del antiguo camino real de Aragón, heredado de la Vía Augusta romana. Posteriormente, siguiendo el río Segre, terminaría la primera etapa en Lleida, ciudad peregrina por antonomasia.
La siguiente puesta en marcha debe atravesar el núcleo histórico de Lleida, paseando por la Ruta de l’Oli de les Garriges, una travesía que muestra las numerosas cooperativas de aceite de la localidad, muy recomendable en fechas otoñales. Asimismo, tras pasar los campos de olivos, se llega al pueblo de El Palau d’Anglesola, perfecto para pernoctar y finalizar la etapa después de 22,7 kilómetros.
Convento de Sant Bartomeu hasta Igualada
A continuación, el Camí Ignasià trascurre entre una gran variedad de edificaciones religiosas de obligada visita. Desde El Palau d’Anglesola, el trayecto se posiciona en paralelo al Canal d’Urgell, una de las grandes obras de ingeniería hidráulica que data del siglo XIX. Tras pasar por Castellnou de Seana, se llega a Bellpuig, donde se puede visitar el convento franciscano de Sant Bartomeu. Una vez recorridos los 24,7 kilómetros, la Iglesia de Sant Miquel avisa de la llegada a Verdú, localidad para descansar.
La siguiente etapa conecta Verdú, Tàrrega y Cervera. Este itinerario es más corto que los demás, puesto que ocupa 16 kilómetros, y es más proclive para deslumbrarse con el patrimonio histórico que atesoran estos tres municipios. Verdú llama la atención por su castillo, su iglesia y sus antiquísimos talleres de cerámica negra. Por su parte, Tàrrega cuenta con el palacio de los Marqueses de Floresta, y Cervera destaca por su universidad, su muralla y la Iglesia Santa María.
Duro camino hasta Monserrat
La etapa número 25, si se parte desde Loyola, se presenta como un largo recorrido que une las ciudades de Cervera e Igualada. Casi 40 kilómetros de campos de cultivo, márgenes de piedra seca y un pequeño tramo junto a la carretera N-II. Por suerte, incluye varios municipios donde se puede parar a descansar, como Vergós, Pallerols, Santa María del Camí, Jorba o Sant Genís.
Tras reponer fuerzas en Igualada, los 26,8 kilómetros restantes son una de las rutas más importantes y con mayor devoción cristiana para los peregrinos. Tras despedirse del pueblo de Castellolí, se observa recortada en el horizonte la montaña de Monserrat, que guarda en su corazón el monasterio del mismo nombre. Cabe destacar que esta etapa acaba con un fuerte desnivel, que es compensado por la belleza paisajística.
Plácida llegada a Manresa
Esta irregularidad en el terreno se vuelve en favor del caminante mientras desciende hasta las ermitas de Sant Costòfol y Sant Jaume, situadas en la localidad de Castellbell i el Vilar. En esta zona del Camí Ignasià coinciden peregrinos que parten hacia el Monasterio de Monserrat, siguiendo el camino catalán de Santiago y acabarán la ruta en Manresa.
En esta localidad se encuentra la Cova de Sant Ignasi, el lugar en el que Ignasi de Loiola finalizó su aventura después de 700 kilómetros. Aquí el santo pasó más de 10 meses meditando y buscando la paz espiritual. En honor a este gesto, se ha levantado dentro de la cueva el Centro de Espiritualidad. Por último, es importante recordar que, antes de lanzarse a caminar, será necesario obtener una credencial en cualquier institución vinculada al Camí Ignasià.