La conducción de un vehículo se llena de vicios si se realiza de forma habitual y ello conlleva asociado ciertos peligros para la integridad de los demás. Uno de los puntos de la red de carreteras donde se llevan a cabo incorrecciones al conducir es en las rotondas. Algunas de estas infracciones son consideradas como "graves" en el Reglamento General de Circulación y, como tales, pueden conllevar una multa de hasta 200 euros.
Los problemas de conducción en las rotondas suelen proceder de dos causas, principalmente. Por un lado se encuentra el uso (o, más bién, la falta de uso) de los intermitentes, que deben señalizar todos y cada uno de los giros y cambios de carril que se realicen tanto en estas zonas como en cualquier vía. Por otro, la necesidad de conocer qué conductor tiene la prioridad de paso y cómo ejercerla con seguridad.
Prioridad en las rotondas
El código de circulación estipula que los vehículos que se encuentran dentro de la rotonda (es decir, ya están en los carriles del giro) tienen prioridad de paso respecto a los que pretenden acceder a ella. Conviene recordar que la forma correcta de circular en ellas es siempre por el carril exterior, excepto si se quiere realizar un cambio de sentido en la vía. En este caso, el conductor debe ir por el interior de la rotonda y con el intermitente izquierdo encendido.
¿Qué ocurre cuando un vehículo que circula por los carriles interiores llega a su salida? En este momento, el conductor debe ir introduciéndose en el carril externo paulatinamente, con antelación y señalizándolo con el intermitente derecho. Los conductores que se encuentren en el carril exterior deben ceder, en la medida de lo posible, espacio para que el del interior pueda salir.
Prohibido 'atrochar'
Una salida precipitada de las rotondas suele conllevar el riesgo de causar un accidente de tráfico y es, precisamente, el error que puede costar al usuario una buena multa. La policía recuerda que esta actuación, es "peligrosa" supone una infracción al artículo 74 del Reglamento General de Circulación.
Aquellos conductores que recorten los carriles de forma temeraria se enfrentan a una sanción de 200 euros.