Es de sobras conocido que introducir las frutas y las verduras en el frigorífico ayuda a mantenerlas en buen estado de conservación durante más tiempo. El frío de este electrodoméstico retrasa la maduración de estos productos y evitan la aparición de hongos y demás signos de corrupción en la comida. Pero este método no siempre es igual de adecuado para todos los alimentos.
Hay frutas que, por su composición, es mejor almacenarlas fuera de la nevera para que conserven todas sus vitaminas, como en el caso del plátano, el aguacate y la piña. Y otros productos alimentarios necesitan unas condiciones especiales para que su conservación alteren lo mínimo posible sus propiedades nutricionales.
Conservación en el frigorífico
La Fundación Española de la Nutrición (FEN) aconseja que las frutas y verduras sean colocadas en el lugar más templado del frigorífico para conservarlas adecuadamente. Es decir, en los cajones de la zona inferior.
Muchas personas acostumbran a lavar este tipo de alimentos frescos antes de ponerlos en frío, sobre todo cuando son productos de proximidad o adquiridos directamente a los agricultores. Sin embargo este gesto no es recomendable porque la humedad acelera el proceso de deterioro.
Guardarlas por separado
Otro de los trucos para conservar la fruta y verdura en buen estado es mantenerlas separadas de otros alimentos. Este sencillo gesto evita que lo que se conoce como contaminación cruzada --es decir, que haya transferencia de jugos o sustancias entre productos-- y que ello altere el ritmo de maduración. De hecho, si se tiene espacio, se aconseja mantenerlas separadas también entre sí.
Este hecho es especialmente importante en el caso de las manzanas, cuya oxidación es bien conocida y que tiene un efecto importante sobre otros productos alimenticios. Esta fruta tiene un periodo de maduración muy lento --sobre todo dentro del frigorífico-- y por ello aguanta mucho tiempo comestible. Sin embargo, durante el mismo desprende gas etileno, lo que acelera los tiempos del resto de frutas. Para evitarlo, solo hay que guardarlas envueltas en papel de cocina o en una servilleta, que evitará que dicho gas afecte a los demás productos.
¿Cierre hermético o perforado?
Hay productos que, por sus características, se echan a perder muy rápidamente. Es el caso, por ejemplo, de los frutos rojos (fresas, frambuesas, arándanos, moras...) que no solo tienen en común sus tonos de color, sino que en los supermercados suelen encontrarse en pequeños botes --de plástico, normalmente-- perforados. Eso es así porque este tipo de alimentos necesita airearse para una mejor conservación, por lo que es recomendable no tirar estos envases. También pueden guardarse en un recipiente amplio con plástico transparente perforado por encima.
Sin embargo, para las frutas y verduras ya peladas o que se encuentren previamente cortadas es beneficioso que sean guardadas en la nevera y, mejor, en envases de cierre hermético. Los tuppers de plástico o botes de cristal con tapadera son la mejor opción para ralentizar la oxidación.