Tres lugares únicos para pedalear por el mundo
Santiago de Cuba, Dublín y Kioto son tres ciudades en las que los amantes de la bicicleta disfrutarán de lo lindo dándole a los pedales
16 enero, 2019 19:29¿Cuáles son los lugares más hermosos del planeta para recorrer en bicicleta? Es la pregunta que se hizo el periodista deportivo Claude Droussent, que ofrece la respuesta en su nuevo libro: 100 lugares únicos para ir en bicicleta (GeoPlaneta).
En sus páginas, la obra descubre magníficos puntos de interés para todos los aficionados a las dos ruedas. Rincones del mundo donde los ciclistas disfrutarán con las rutas más espectaculares de los cinco continentes. Como por ejemplo, estas tres:
Santiago de Cuba y la carretera del Che
La carretera bordea las aguas turquesas del Caribe, en el lado meridional de la isla, hasta Santiago de Cuba, a unos 800 kilómetros de La Habana. Aquí fue donde se enterró la urna que contenía las cenizas de Fidel Castro, en el cementerio de Santiago, cuna de la Revolución cubana. Es difícil resistirse a visitar este lugar, última etapa de una magnífica excursión en bicicleta de 200 kilómetros por la carretera 20, saliendo desde Niquero. La vista se alegra ante las aguas cristalinas que ofrecen, algo más lejos, unos espléndidos sitios para practicar buceo, a la derecha de la carretera de cornisa.
Santiago de Cuba / CHRISTOPHER L. - FLICKR
A la izquierda, Sierra Maestra se impone con sus crestas, curvas y bosques durante todo el recorrido. Castro, el Che y sus barbudos se refugiaron aquí en la década de 1950, durante los combates. A mitad de camino se yergue el pico Turquino, la cumbre más alta de Cuba con sus 1974 metros. Frente a Jamaica y hasta la bahía de Santiago, la poco frecuentada carretera 20 es a menudo estrecha y está algo dañada por los huracanes. Pero es inevitable recordar las palabras de Cristóbal Colón cuando descubrió Cuba en 1492: “Es la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto”, una tierra espléndida para recorrer sobre ruedas, con una temperatura de 30 grados y acariciado por la suave brisa.
Fervor celta en Dublín
Los irlandeses nunca van a remolque de los ingleses. La conquista de Londres por los ciclistas, incluso antes de los Juegos Olímpicos del 2012, inspiró lógicamente a Dublín. Entre un fish and chips, un small one y una balada, hoy en día se puede circular en bicicleta alegremente por la ciudad, en la que no hay ni una sola cuesta. La infraestructura existe: 120 kilómetros de carriles exclusivos y 50 kilómetros de carriles compartidos con los autobuses.
En cualquier caso, resulta práctico para circular entre las riquezas arquitectónicas y verdes de Dublín, una ciudad ‘pequeña’ de 500.000 habitantes donde es fácil sentirse a gusto. Del Trinity College al castillo situado al sur del Liffey, del carril del Gran Canal al magnífico Phoenix Park, en el norte, cuyas avenidas más bonitas están hoy dedicadas a las dos ruedas. Por el camino se siente la vibración única de la orgullosa capital de Irlanda. Con más nitidez aún gracias a la bicicleta.
Kioto, ciudad zen
Cuando era la capital imperial (durante más de mil años), Kioto se llamaba Heian-Kyo, “ciudad de la paz y la tranquilidad”. Nada ha cambiado desde entonces. En contraste con las turbulentas Osaka y Kobe, la plenitud jamás ha abandonado a la metrópolis nipona, que ofrece las muestras más fascinantes del Japón ancestral. Más bien llana y diseñada en cuadrícula, con un asfalto tan bien mantenido como la grava de los jardines zen, es un territorio ideal para circular en bicicleta.
Kioto / UNSPLASH
Sorprende que en Kioto se pueda circular en la mayoría de las aceras, obviamente compartidas con los peatones; la única condición es advertirlos mediante el uso del timbre. La principal preocupación del ciclista de paso es recordar que en Japón se circula por la izquierda. Uno de los itinerarios más bonitos de Kioto lleva a lo largo de un canal al Camino de la Filosofía. Allí se llega a los famosos templos de Ginkaku-ji (o Pabellón de Plata) y Nanzen-ji. En abril florecen centenares de sakura (cerezos). En otoño la naturaleza ofrece colores diferentes algo más al oeste, en el límite de la villa imperial de Katsura. Sólo queda reservar un ryokan, albergue tradicional. Si es posible, con onsen o baño termal caliente.