Para muchas personas, la cama es un templo del descanso donde la limpieza y el orden deben cumplirse a rajatabla. Es un deseo, al parecer, prácticamente inalcanzable. Un estudio reciente, publicado por la revista Royal Society Open Science, ha desvelado que el lecho es en realidad un cúmulo permanente de bacterias.

Y lo peor de todo es que la inmensa mayoría proceden de nuestro propio cuerpo, principalmente de la piel, la saliva y las heces. Una situación que, en comparación con los lugares de reposo de los chimpancés, deja al ser humano en muy mal lugar.

Imposible de controlar

Antes de semejante revelación, los ácaros del polvo eran nuestro rival a batir. Sin embargo, la investigación asegura que el 35% de los microorganismos hallados en la cama emanan del organismo. La cifra choca de frente con el 3,5% cuando se trata de primates. "No encontramos casi ninguno de esos microbios en los nidos de chimpancés, lo cual fue un poco sorprendente", explica Megan Thoemmes, estudiante de doctorado de la Universidad del Estado de Carolina del Norte y autora principal del estudio.

Cama desecha / CREATIVE COMMONS

Cama desecha / CREATIVE COMMONS

La razón de esta insólita higiene es que los chimpancés duermen sobre una superficie cubierta de ramas y hojas, que ellos mismos se encargan de renovar cada noche. En cambio, el ser humano mantiene las mismas sábanas durante varios días, acumulando toda clase de sustancias. "Sabemos que los hogares humanos son sus propios ecosistemas, y que las camas humanas contienen con frecuencia un subconjunto de tipos de organismos que se encuentran en el hogar", asegura la investigadora.

Un estudio sin margen de error

El equipo responsable recogió muestras de hasta 41 nidos de chimpancés que habitan en el valle de Issa, en Tanzania. Además de descubrir el número reducido de bacterias que les acompañaban, los resultados fueron todavía más sorprendentes. "También esperábamos ver una cantidad significativa de parásitos artrópodos, pero no los hallamos. Solo se encontraron cuatro ectoparásitos en todos los nidos que vimos. Y eso son cuatro especímenes individuales, no cuatro especies diferentes", revela Thoemmes.

Chimpancé durmiendo / CREATIVE COMMONS

Chimpancé durmiendo / CREATIVE COMMONS

Ante dicha resolución, los investigadores advierten que el empeño por crear un ambiente limpio y saludable a veces puede resultar contraproducente. "Lo que hace este trabajo es enfatizar el papel que las estructuras hechas por el hombre juega en darle forma a los ecosistemas en nuestro entorno inmediato", añade.