La historia de un hombre de 23 años atrapado en el cuerpo de un bebé
Nació en 1995 y cuando tenía un año dejó de crecer, algo que sus familiares y vecinos ven como una encarnación de Dios
30 abril, 2018 10:20Manpreet Singh es un hombre de 23 años atrapado en el cuerpo de un bebé. Una extraña enfermedad provocó que a la edad de un año Manpreet dejara de crecer. No sabe ni hablar, ni tiene la mentalidad, ni el cuerpo de un adulto desarrollado, por lo que se mantiene en el cuerpo de un bebé, que llora, ríe y espeta algunas palabras.
Sus familiares y vecinos creen que es un encarnación de Dios.
Síndrome de Laron
Todo se debe a una rara patología genética y los científicos piensa que podría sufrir el Síndrome de Laron. A pesar de haber nacido en 1995, Manpreet pesa solo 4,9 kilos. Cuando tenía un año dejó de crecer. Sus tíos lo cuidan como a un niño pequeño y lo lleven a todas partes. Los médicos locales sugieren que puede tener un desequilibrio hormonal.
Los científicos piensan que Manpreet podría sufrir el Síndrome de Laron, una rara patología genética. Las personas que padecen este síndrome carecen de una hormona llamada IGF-1, que estimula a la célula a crecer y dividirse para formar nuevas células. Un tercio de los afectados viven en aldeas remotas en la provincia de Loja, en el sur de Ecuador. Aun así, la familia solo conoce estas especulaciones ya que nunca han podido pagar las pruebas médicas que lo confirmen, que ascienden a 6.000 euros.
Una foto de archivo del bebé con su tío
Manpreet tiene una hermana, Jaspreet, que acaba de cumplir 17 años y un hermano, Mangaldeep. Ambos están física y mentalmente desarrollados. El niño vive con sus tíos, a 113 kilómetros de Mansa, India, su localidad natal.
Famoso
Manpreet se ha hecho famoso en el lugar y atrae a muchos visitantes debido a su similitud física y cognitiva con un niño de un año. “Manpreet se ríe como un niño pequeño y rara vez se pone triste. Solo cuando los perros o cualquier otro animal hace un sonido, se aterroriza y llora. Es un niño encantador y hace señas a los invitados con las manos para que se sienten cerca de él e intenta hacerse amigo de ellos”, explica su tío.
Su familia lo envió a vivir con sus tíos y ellos mismos reconocen: ”Lo hemos enviado de regreso con sus padres en varias ocasiones, pero no se quiere quedar con ellos. Deja de comer y llora todo el tiempo. Pero cuando regresa se convierte en el mismo niño burbujeante y alegre. Nos encanta tanto este pequeño repleto de alegría que la idea de dejarlo marchar hace que mi corazón se entristezca”, explica su tía.
Ellos mismos señalan que pese a que no saben que enfermedad sufre, los médicos siempre se han mostrado muy escépticos a que su estado mejore.