Internet ha abierto un mundo infinito de posibilidades a la hora de crear contenido. Algo que se explica fácilmente a la hora de hablar del éxito de plataformas como Youtube o Twitch. Hace años, resultaba impensable ver a personas dispuestas a pagar por ver jugar a personas normales y corrientes. Sin embargo, esto lleva años siendo una realidad en países asiáticos, Estados Unidos y ahora también en España.
De esta tendencia, la de compartir experiencias con otra persona en directo, es de lo que se alimenta (nunca mejor dicho) el muck-bang. Se trata de personas que se ponen frente a una cámara con grandes y suculentos platos mientras emiten en directo su comida.
Corea del Sur... allí pega fuerte
Por medio de plataformas como AfreecaTV, este fenómeno lleva tiempo pegando muy fuerte en Asia, especialmente en Corea del Sur. Allí ya se ha dado el caso de varios influencers que ingresan miles de wones (moneda coreana) al mes por comer frente a sus seguidores. Un hecho que ha fomentado su extensión a otros países. Incluído Estados Unidos, donde sin haberse convertido todavía en un fenómeno de masas, ya existen influencers que viven de esto.
Dos chicas grabando un vídeo haciendo muck-bang / YOUTUBE
¿A qué se debe el éxito del muck-bang
¿Impensable? Desde Twitch, plataforma de streaming propiedad de Amazon, opinan que no es tan alocado si lo pensamos bien. "El objetivo de esta tendencia es el de disfrutar de la comida en un entorno social e interactivo con los espectadores de la retransmisión". No obstante, la clave para entender el fenómeno es la experiencia de compartir.
"A menudo, los espectadores comen mientras ven a estas estrellas del muck-bang, pudiendo comunicarse con ellas mediante el chat. De esta forma, este eat-social no está tan basado en el mero acto de ver comer, sino en el de compañerismo e inclusión", explicaron responsables de Twitch.
El éxito del muck-bang ha sido tal, que los ingresos por parte de estos influencers que retransmiten en directo sus comidas provienen de las donaciones directas por parte de sus seguidores. Esto ha llevado a algunas personas a escandalizarse, alegando que están alimentando un posible fetiche o trastorno social de los fans de este fenómeno.