Lo mejor de la ciudad, pero sin renunciar a respirar el aire puro que emana de los árboles. Esta es la sabia combinación que demuestran una veintena de ciudades seleccionadas por la European Best Destinations como las urbes más verdes de todo el espacio europeo. Un reconocimiento gracias, entre otros parámetros que se han medido, a su proximidad a espacios naturales o bien a su presencia vegetal en el mismo centro urbano por medio de parques y jardines.
Pero no solo se han tenido en cuenta estos espacios verdes dentro de este ranking tan sostenible, sino que para elaborar este informe se ha analizado la calidad del aire de estas ciudades, el uso que sus ciudadanos hacen del transporte público para moverse de una zona a otra de la urbe, así como las diversas iniciativas que se llevan a cabo desde las instituciones públicas en pro de mejorar la sostenibilidad de estas ciudades. Razones todas ellas que hacen de estos destinos urbanos la mejor opción para el viajero si quiere combinar naturaleza y urbanismo en armonía.
La más verde de Europa
Este codiciado reconocimiento recae, según este estudio europeo, en la ciudad eslovena de Liubliana gracias en parte a sus más de 500 metros cuadrados de espacios verdes repartidos por todo el municipio, a sus más de 200 kilómetros de carril bici, así como por los diversos proyectos que desde hace años han puesto a esta ciudad en el mapa del turismo más sostenible. Es más, ya en 2016 recibió el premio de la Mejor Ciudad Verde de Europa ya que desde entonces se han multiplicado las zonas arboladas y las calles sin tráfico rodado alguno.
Tras ella se encuentran (dentro de las cinco mejores en este sentido) la capital de Finlandia, Helsinki con todo tipo de rincones verdes que animan a sus habitantes a la práctica deportiva o a desconectar en mitad de esta vegetación; Lathi, también en dicho país nórdico y pionera en soluciones sostenibles para combatir el cambio climático; Berna en Suiza con un destacado número de parques y jardines y la ciudad francesa de Grenoble. Esta última puede presumir de estar rodeada de montañas, bosques y praderas que se suman a los espacios verdes en mitad de la urbe.
Ciudades sostenibles
Estocolmo, Copenhaguen, Nimega (Países Bajos), Tallín y Oslo completan las diez primeras ciudades en cuanto a naturaleza urbana se refiere. En el primer caso la capital sueca cuenta con una de las mejores calidades de agua y aire de todo el continente europeo, mientras que la danesa cuenta con bellos ejemplos naturales como su jardín botánico. Por su parte, Nimega tiene como firme compromiso para los próximos años llegar a ser una ciudad energéticamente neutra y para ello se apoya en el desarrollo local y la ecología.
La capital de Estonia ya sabe que ha sido reconocida como la mejora ciudad verde de Europa para el año que viene. Un galardón cuya cuantía económica podrá invertir en numerosos programas de sostenibilidad. Por su parte, la urbe noruega está rodeada por naturaleza en estado puro. Además y por si fuera poco, en las dos últimas décadas ha conseguido reducir a la mitad las emisiones de CO2; todo con el objetivo en mente de terminar siendo una ciudad 100% libre de carbono.
Madrid, la única representante española
Entre las últimas ciudades que forman parte de esta lista de las 20 más verdes de toda Europa solo hay un nombre español y ese es el de la capital madrileña. Junto a ella, también forman parte de este sostenible ranking localidades tan conocidas como la francesa París, además de Budapest, Berlín, Viena, Praga, Bruselas, Moscú, Amsterdam y Londres. En el caso de Madrid, su distinción se debe a que más del 80% de su población evita usar el transporte privado para desplazarse, además de contar con verdaderos oasis urbanos como el Parque del Retiro o la Casa de Campo.
El resto de sus compañeras pueden presumir de aspectos tan loables y comprometidos como el creciente uso de la bicicleta como medio de movilidad, la presencia de numerosos espacios ajardinados (en algunos casos incluso con presencia de vegetación tropical) donde pasear, relajarse o practicar deporte; así como la apuesta por la construcción de viviendas que consuman menos energía como ocurre en la capital parisina.