Hubo una época en que Pedro Ruiz estaba más presente que nunca. Primero como cómico, haciendo imitaciones, y luego en La2. Su etapa al frente de La noche abierta causó sensación. Sus entrevistas a artistas y políticos causaron furor e incluso iban estudiantes de periodismo a ver su programa.
Su faceta de entrevistador y opinador le causó alguna que otra polémica, pero ha seguido adelante alejado de las cámaras. Eso no le ha hecho desaparecer sino reaparecer. El actor lleva años subido a las tablas con distintos espectáculos en el que vuelve a mostrar su vis cómica sin dejar nunca la crítica.
'Loc@s'
Tras dos años de ausencia, el catalán regresaba el pasado 2020 con Loc@s. Reír nos cura y su estreno se vio marcado por el cierre de Madrid a causa de la segunda ola del Covid. Pese a las dificultades, el espectáculo fue un éxito, tanto es así que ha regresado hasta en dos ocasiones. La última, este mes de marzo en el Teatro Marquina donde preveía quedarse por unas semanas y ya ha tenido que prorrogarse, mínimo hasta abril.
En la obra, creada por el mismo, da vida a 20 personajes, 15 inventados, tres homenajes y dos “esperpentos” de la actualidad. Todos ellos no son más que un vehículo para hablar de lo que preocupa al artista, desde la pandemia a las nuevas tecnologías. En esta entrevista con Crónica Global también los aborda, y habla del teatro, el humor y la cultura, sin olvidar la política y la situación de Cataluña, la tierra que le vio nacer.
--Pregunta: ¿Qué tal en el teatro?
--Respuesta: Estar en el Covid en el teatro, que hay cierres por la pandemia, afecta. El teatro se cerró durante un mes por un ERTE y tengo un contrato que se ha podido cumplir y se ha ido extendiendo. Pero hay otras personas que también tienen el teatro alquilado y hemos de combinarlo. Reaparecemos paulatinamente para hacernos fijos en la medida de lo posible. Todo el mundo anda igual: anunciamos, cortamos, hoy se puede, mañana no se puede y se van amontonando las cuestiones.
--¿Se está llevando bien?
--Trabajamos todos en las peores condiciones, pero creo que es momento de dar la cara. Tenemos obligación de abrir, aunque perdamos dinero o se empate si hay suerte, porque sino la costumbre desaparece. Yo estoy muy contento, el público que viene lo pasa muy bien, estamos vendiendo muy buenas entradas. Me libera a mí y creo que también libera a la gente.
--¿Cómo es este espectáculo?
Es aparentemente inocente pero no lo es, en el fondo tiene mucha censura y mucha crítica, pero de buen rollo. No se trata de poner a parir a nadie, eso es una cosa que ya abandoné. Se trata de divertirnos y a mí este espectáculo me cura.
--¿Cómo llegó a Loc@s?
--Tenía otros planes pero, en vista de que la pandemia se extendía y que nuestro carácter se iba oscureciendo un poco, pensé en que me vendría bien también a mi hacer una cosa más ligera. No lo es, la gente se ríe y se emociona, pero como te digo no es inocente. Es una galería de tipos cínicos que me he inventado para reírnos de nosotros mismos. En la vida solamente hay una opción, o te ríes de tu sombra o tu sombra se ríe de ti. Me he inventado 15 personajes distintos con una sola parodia, porque ya no hago parodias ni imitaciones: un portavoz del Gobierno, una niña pija, un observador de guerras internacionales, un cantante que representa a Gibraltar en Eurovisión, un argentino, un cura… Así hasta 20. Y luego hago tres homenajes. Uno a Fernando Fernán Gómez, en cuya boca pongo palabras de cómo llegar a tener una fortuna incalculable siendo ambicioso. Otro es José Luis López Vázquez y Luis Escobar. Pero también aparecen otros personajes como Sara Montiel y Xavier Cugat. Luego hay otra parte que hago un homenaje a la gente mayor porque creo que una de las locuras mayores de la pandemia ha sido dejarlos de lado. Es el momento más emotivo.
--Pero no olvida el humor.
--Yo no me consideró humorista, no sé lo que soy porque nunca me ha gustado ponerme etiquetas y así va a seguir siendo. Pero siempre he dicho que el humor es la forma menos suicida de decir las cosas más feas, porque por allí te puedes medio escapar. Se dicen cosas como si no quisieras así que es una buena forma de comunicación. En todo caso, cuando eliges una vía para decir cosas delicadas el humor es la mejor pomada.
--¿Se censura?
-- Nos hemos cortado mucho las alas sobre todo porque quizá haya que anunciar demasiado que esto que vamos a hacer es en broma, no es un juicio de valor, no se hace por molestar. Yo lo digo antes de empezar el espectáculo: por favor que nadie se enfade, que lo hacemos para reírnos de nosotros mismos. Es montar una falla valenciana para quemarnos. Es para quitarnos pesos de encima no para añadirnos cuchillos. Si se hace con un tono divertido y espumoso se puede hacer humor de todo. Estamos viviendo un momento muy delicado en España porque estamos todo el día discutiendo de todo, estamos rompiendo el marco de convivencia y nos vamos a caer por el agujero. Hemos de parar.
--¿Fue algo de esto lo que le retiró del periodismo político?
--Nunca me he sentido periodista, no lo soy. Soy artista. En su día hice La noche abierta donde era un artista haciendo de periodista, pero no lo soy. Llevo treinta y tantos años en el teatro, me gusta el cine. Pero nunca me ha gustado contar lo que hacen los demás, con todo el respeto a los periodistas, me ha gustado a hacer lo que hago, nada más.
--¿Pero echa de menos la televisión? Rocío Madrid lamentaba que si no estás en prime time y en una cadena nacional parece que no estás.
--Ahora hay alternativas como las plataformas, pero eso también tiene peligros como es la dictadura digital. No es una cosa negacionista o antinada. La libertad consiste en que no sepan nada de nosotros, no que lo sepan todo. Eso de estar permanentemente chapoteando en las redes todos, con el móvil y pagar por ello me parece una dictadura. Dicho esto, si no estás en la tele apareces menos. Pero una cosa es la popularidad y la otra el prestigio, yo elegiré el prestigio, si lo alcanzo. La popularidad es verdad que a veces apetece. A mí tampoco me dejan ir mucho a la televisión. Primero, porque no voy a muchos programas y en otros no me quieren. Considero importante, más allá de no estar prohibido, que te dejen hacer televisión y ser autor, pero la televisión de ahora no quiere autores quiere títeres con un pinganillo en el oído y con un formato que no me gusta. Volveré si me dejan porque no lo he descartado. Pero sí, cuando no apareces en televisión es no estar, pero, a mí, estar por estar no se debe. En la vida es importante saber estar, pero aún lo es más no estar y cuando tu sitio no está, no le des más chance.
--Intuyo que no tiene redes.
--Sí tengo. Te hablo desde un teléfono que sólo sirve para hacer llamadas y recibir mensajes. Tengo teléfonos inteligentes que me han regalado, pero no los uso. No quiero formar parte de la comunidad digital de un modo permanente porque considero que eso es una cárcel. Yo le envío un SMS a la gente con la que trabajo y ellos lo ponen, pero yo no veo. Yo en mis tuits, que subo bastantes porque me parece un ejercicio literario, explico que no voy a responder a nadie. En eso consiste ser uno mismo. Yo no quiero convencer a nadie porque convencer a alguien es cansadísimo. No quiero tener razón, quiero tener derecho a no tener razón, que ya es mucho.
--¿El teatro sí da esa libertad?
--El teatro es una verdad incontrovertible. Levanta el telón y dice, te voy a contar unas mentiras, pero son mentiras que te anuncio. El teatro peligroso es cuando sales a la calle, pides un crédito… El teatro es el único espacio donde mides de verdad a un artista, incluso más que un concierto, pero la verdad de la verdad es en el teatro porque ves el gesto, el silencio, la manera, el tempo. Del teatro se puede llegar a cualquier otro sitio, pero de cualquier otro sitio no es seguro que alguien llegue al teatro.
--Pero ahora hay teatro grabado
--Eso no tiene mucho sentido porque la gran fuerza de teatro es el ser humano vivo frente al ser humano vivo. Como referente o sucedáneo no está mal pero, si me lo propusieran, diría que no, si puedo. No es lo mismo poder percibir tu aplauso, tu ovación, tu aburrimiento o lo que sea. Lo otro es otro asunto no tiene nada que ver.
--Regresemos al espectáculo en cartel. Comenta que en Loc@s menciona a Sara Montiel, Fernán Gómez... ¿por qué ellos?
--Yo soy muy agradecido con las personas que he trabajado, tengo un curriculum muy largo como se sabe y he aprendido gracias a otros. Pensé en hacer un homenaje con personas con las que he trabajado, aunque sea para hablar de otras cosas. A Fernán Gómez lo elijo porque cualquier cosa que pongas en su boca adquiere una importancia extraordinaria. A López Vázquez lo pongo a hablar de las aventuras y del matrimonio y a Luis Escobar, que está en el cielo, le llega una notificación de Hacienda porque dice él que si no fuera por Hacienda no sabríamos lo que tenemos. Luego recuerdo a Sara Montiel y Xavier Cugat porque tengo anécdotas muy bonitas. Esto pone en sazón, con algunos personajes que hago, con alguna cosa personal que tiene que ver con el punto de locura que tenemos todos.
--Anécdotas, crítica y humor...
Pero para quitarnos importancia. Porque todos hemos cometido errores, yo el primero te lo reconozco, y este ejercicio es bueno. Pero este ejercicio es bueno y la gente lo agradece porque tiene un tono muy amable, no salgo crispado y ellos salen con las telarañas que tenían en la cabeza disipadas. Ten en cuenta que estamos en el año 2021, en la Tierra, planeta pequeñísimo, mínimo de un Sistema Solar insignificante dentro de un universo que lleva 14.000 millones de años hecho, la Tierra 4.500 millones de años. Y estamos hablando aquí de la modernidad porque tenemos una aplicación que te trae una pizza a casa. Somos gilipollas, no se puede ser más gilipollas. Somos un chimpancé con un altavoz, un chimpancé que se hace fotos todos los días en la calle. ¿Pero qué es esto? ¿Qué vida se merece 30 fotos diarias? ¡Estamos locos! No está mal reírnos de nosotros porque eso nos quita un peso de encima.
--Usted forma parte de un grupo de actores, directores, dramaturgos catalanes que se han ido a Madrid. ¿Qué ha pasado para que se dé ese nuevo flujo, cuando durante un tiempo fue a la inversa?
--Yo nací en Barcelona, mi vida es Barcelona, mi infancia es Barcelona, mi formación es Barcelona y mi patria moral y mental es Barcelona, aunque no soy un hombre de patrias. Pero ya hace un año vendí mi casa de allí. ¿Por qué se produce eso? Porque en Barcelona se están produciendo una serie de desanclajes importantísimos. Yo no creo que se pueda eliminar la cultura a base de un decreto. No tengo nada en contra de alguien que piense en independentismo porque yo no creo en la patria, soy apátrida. Pero más allá del catalán y castellano, se está poniendo difícil porque la realidad de la violencia, de un conflicto tras otro, no es muy agradable para ir a ver un espectáculo. Hemos de encontrar una solución porque nadie tiene toda la razón y, si queremos tener razón todos, no tenemos la razón nadie. Y hay que convivir, hay que escuchar al otro no sólo con interés sino también con afecto. De otra manera todo irá mal y va contra nosotros.
--Deduzco, entonces, que apuesta por el diálogo Cataluña-España
--Sí, pero partiendo de la base que nadie va a tener toda la razón, porque donde aparco yo no puedes aparcar tu o compartimos el coche o vamos los dos andando. En la obra hago una parodia de un corresponsal de guerra que lo mandan a Cataluña y se encontró a las torres de la Sagrada Familia discutiendo para separarse, una insulta y otra pega y, al ser preguntadas por qué lo hacen, una dice que porque le insulta y la otra porque le pega. Es la pescadilla que se muerde la cola. Así no vamos a salir bien y será peor para todos, para la parte A y para la B.
--¿Cree que un referéndum sería una solución?
--Yo creo que no, porque como el ser humano no se conforma con nada después de una cosa querrá otra y luego otra. La diferencia entre los chimpancés y los humanos es que el chimpacé come y duerme. El ser humano primero quiere follar, luego follar primero con Pepita Pérez, luego con Pepita Pérez en París, luego en París con avión... oiga, no paramos.
--¿El teatro puede ser un bálsamo de todo eso? ¿Por qué tendría la gente que ver a ver Loc@s?
--Primero que hagan lo que quieran, pero les diría que el teatro es la única manera en que uno puede fugarse de este perímetro en el que nos han metido a todos. El espectador sabe que, además de estar seguro durante unas horas, se fuga de esta realidad a otro sitio. Y a nosotros, que también nos cuesta salir al teatro sin mascarilla también nos sirve. A veces pienso que hemos vuelto a hacer teatro por estar un par de horas sin mascarilla.
--Ha comentado que antes de esta obra tenías otros proyectos, ¿se pueden conocer?
--Sí, estoy intentando hacer una serie en alguna plataforma. Tengo varias cosas escritas, hemos hecho un podcast de un libro que escribí hace un par de meses. Yo no paro de hacer cosas, compongo, escribo, y afortunadamente eso es lo que hace que me sienta vivo. Porque si al burro que somos, yo también me considero uno, no se le pone una zanahoria delante no camina y te salen telarañas. Estar en marcha hacia el futuro, el que sea, es estar vivo, mirar al pasado estar muerto. El pasado es una buena referencia, pero una mala residencia. Hay que tener planes para estar vivo, y si falla uno, otro y otro y otro.
--La serie que preparas sería solo como creador, pero ¿también se reserva un papel como actor?
--Como creador y actor.
--Es que hemos hablado de su faceta en televisión y teatro que a veces se olvida que incluso hizo cine, ¿lo echa de menos también?
--Es que he hecho tantas cosas… No soy buenísimo en todo, pero tampoco se puede tener todo. Hay gente que tiene una carrera y yo he hecho 37 distintas, pero me encanta al cine. Cuando no trabajo yo voy entre tres y cinco veces al cine y al teatro. Veo todo lo que hay en cartel, veo a los compañeros y me alimenta, agradezco mucho que exista.
--Por mucho que no quiera etiquetarse en una profesión, todo gira en torno a un foco, ¿se le podría llamar un hombre de cultura?
--Por quitarme la etiqueta de cultura que me parece un poco pomposa y no sé si soy cultura o no, siempre me he sentido un hombre del espectáculo. El espectáculo me parece noble porque anuncia que lo es. Lo peligroso, como decía antes, es el espectáculo de la vida. Pasa como con los carnavales, ese día todo el mundo sabe de qué vas disfrazado, a la mañana siguiente nadie sabe quién eres día a día.