¿Qué zonas son más y menos dolorosas para tatuarse?
El brazo, la espalda o el muslo son algunas de las áreas del cuerpo favoritas
2 julio, 2019 14:33En los últimos años el tatuaje ha vivido un renacer. Cada año aumenta la cifra de personas que deciden decorar su cuerpo con esta técnica milenaria. Según un estudio de la Unión Europea, más del 12% de los europeos cuenta con al menos un tatuaje en su piel. Con el auge de los tatuajes pequeños y a una sola tinta, es cada vez más habitual hacerse varios en el cuerpo.
Zonas como el interior de la muñeca o el área de detrás de la oreja, se han puesto de moda frente a la espalda o los hombros, más comunes en el tatuaje clásico. Sin embargo, a la hora de hacerse un tatuaje, no todas las zonas conllevan el mismo grado de dolor, siendo casi siempre el músculo y la grasa lo que determina la zona que más o menos dolor puede provocar en el tatuado.
Zonas más y menos dolorosas
En general las zonas donde encontramos menos músculo o grasa, son las zonas que más dolor pueden generar. Son partes más finas, donde hay más concentración nerviosa o donde la piel puede ser más delicada. Es el caso del interior de la muñeca, el tobillo, la columna vertebral, la parte interior de brazos y piernas, la ingle o la tan de moda zona detrás de la oreja, donde prácticamente estamos tatuando sobre el hueso.
Las zonas donde se produce movimiento, como las rodillas o los codos, se consideran también dolorosas, especialmente en el proceso de curación del tatuaje, pues ese movimiento constante hace que la cicatrización sea más lenta. La parte superior de los brazos, la espalda, los muslos o los gemelos, serían las zonas definidas como menos dolorosas.
Factores que definen el nivel de dolor
Si bien es cierto que la zona escogida para un tatuaje juega un papel muy importante en el dolor, otros factores se suman a la lista haciendo que la experiencia sea mejor o peor. La experiencia y delicadeza del tatuador, es algo sin duda vital a tener en cuenta a la hora de escoger un estudio donde hacerlo. La velocidad a la que se tatúe en relación a la potencia de la máquina, puede agravar el dolor.
Pero no todo está en la mano del tatuador, cada persona tiene el umbral del dolor o intensidad mínima de un estímulo, en una medida diferente. Mucha gente aguanta horas de sesión de tatuaje sin levantar una ceja, y otras en el primer pinchazo ya están deseando acabar. La relajación y el estado emocional con el que se empieza la sesión es una pieza clave a la hora de sentir menos dolor.