Salir de compras, visitar una exposición de pintura o arruinarse en un casino. Todo esto se puede hacer en el mundo real... y también en los metaversos. Plataformas digitales como Decentraland, CryptoVoxels, Polka City y The Sandbox ofrecen un entorno inmersivo en que los usuarios pueden hacer negocios mediante la creación de un avatar personalizado. Todo con criptoactivos, claro.
Estos ecosistemas, construidos mediante las tecnologías blockchain y NFT, empiezan a mover cifras respetables. Según el portal NonFungible, Decentraland genera hoy en día ventas semanales que superan 1,5 millones de dólares --este montante equivale al abono total de MANA, la criptomoneda de uso en este ciberespacio--. Alternativas más modestas como Cryptovoxels (512.244 dólares) y The Sandbox (353.297 dólares) empiezan a despuntar.
Así es Decentraland / Pablo Miranzo - Crónica Global
Gobernanza en común
Federico Molina, responsable de Marketing y Crecimiento en Decentraland, explica así el potencial económico del metaverso: "Los usuarios pueden montar negocios tales como casinos, museos, festivales y eventos de todo tipo, así como participar en el trading de activos (NFTs) en el marketplace [mercado electrónico] de Decentraland o en otros marketplaces".
Al igual que otras propuestas, Decentraland deja en manos de su comunidad decisiones estratégicas como la expansión de su territorio. Este sistema descentralizado de gobernanza mediante votaciones [aquí se explican sus reglas] se deja ver en el reparto de tierra, tokenizada para convertirla en activos digitales individualizados mediante cadenas de bloques, que garantizan la trazabilidad y seguridad de los acuerdos entre privados.
De todo un poco
Se trata de que los usuarios posean títulos de propiedad sobre zonas concretas del mapa, que pueden ser intercambiadas o subastadas al mejor postor. Y aquí es donde llega la monetización. Los usuarios pueden hacer caja en los terrenos de formas diversas. Pueden exponer sus lienzos-meme, organizar conciertos de música o, simplemente, interactuar con el resto de jugadores para hacer amistades o buscar potenciales socios. Pueden ofrecer juegos, aplicaciones, escenas dinámicas en 3D o servicios en sus parcelas. Todo ello sin perder un imprescindible toque fantasioso y sin olvidar que se trata de experiencias digitales o, a lo sumo, de enlace con la realidad física.
Otras opciones como Polka City comparten un funcionamiento similar, pese a que su software todavía se está edificando y por ahora solo comercializa artículos a través de una tienda online. Estos objetos reproducen los elementos de una gran ciudad, desde vehículos como taxis y motos hasta edificios. Fatih Atali, responsable de Marketing de esta iniciativa, explica que Polka City será "una ciudad real donde todos los activos se adquirirán con tokens POLC [criptomoneda propia] como en la vida normal". El equipo quiere diferenciarse de la competencia mediante la inclusión de la realidad virtual en su dinámica. "Estamos trabajando para ser el mejor proyecto en el futuro", concluye Ali.
Pocos usuarios
El fenómeno está en ebullición. Conecta, además, con un entusiasmo generalizado por los NFT tras su boom en el ambiente del arte. Los expertos consultados comparten las buenas vibraciones, pero también destacan algunos puntos mejorables. El primero: su falta de musculatura.
Lo apunta Vicente Ortiz, abogado en Vicox e inversor especializado en blockchain: "Desde que explotaron los NFT, se ha hablado mucho de los metaversos. Pero hay cierta burbuja. Decentraland solo tiene realmente una comunidad activa de alrededor de mil usuarios". Por su parte, sus programadores afirman tener hasta 150.000 participantes únicos al mes, aunque no aseguran cuáles efectúan transacciones y cuáles solo están de paso por sus parcelas pixeladas.
Gráficos mejorables
Además, Ortiz señala que el aspecto visual de los entornos todavía deja mucho que desear. En este punto coincide con Xavier Ferrer, director de la consultoría y think tank Creabinars, un hub especializado en el estudio de la nueva economía con sede en Valencia. "Por ahora, los gráficos de los metaversos parecen sacados de un videojuego", resume este experto. Ferrer pronostica cambios estéticos y nuevas funciones que profundicen la experiencia de estas plataformas hibridándolas con el mundo real mediante realidad virtual (VR) o realidad aumentada (AR).
Pero el futuro es prometedor. Estos planos de superrealidad son la evolución natural de pioneros como Habbo y Second Life, redes sociales a las cuales se ha añadido una faceta lucrativa a través del intercambio de bienes digitales mediante criptomonedas. Asimismo, la construcción de estas ultradimensiones bebe de videojuegos masivos en línea como Minecraft o Fortnite. Es más: Epic Games, desarrollador del popular título de batallas campales, quiere lanzar su propio mundo digital con una inversión inicial de mil millones. La pugna entre universos descentralizados y otros creados por grandes corporaciones tecnológicas constituirá el horizonte inmediato de esta tendencia.