Miguel Álava es el director de Amazon Web Services (AWS), la división del gigante de Seattle que se dedica a los servicios de computación en la nube. Lleva varios años en la compañía, así como en el sector de la tecnología de la información (TI). Desde que entró a formar parte de la familia AWS, ha capitaneado equipos en Europa, Oriente Medio y África. Conoce bien el cloud por dentro y por fuera.
De hecho, tiene un fuerte proyecto en España entre manos. Aragón dispondrá de una nueva región de infraestructura cloud de Amazon Web Services, prevista para finales de 2022 o principios de 2023, que brindará a las empresas, instituciones educativas y administraciones públicas un nuevo espacio para ejecutar sus aplicaciones. “Será la séptima en Europa y la pusimos en marcha porque vimos una demanda creciente de un uso profundo del sistema, pero con una apuesta por la proximidad. Tener los datos más cerca es importante, sobre todo para el sector público. Aunque no era necesario, desde un punto de vista operacional, la inversión en España es una apuesta por el ecosistema de innovación y el ecosistema digital en la región”, detalla Álava en una entrevista con Crónica Global.
Un talento que escasea
Sin embargo, Álava, como muchos otros expertos en el ámbito tecnológico, advierte de un problema o cuello de botella en el ámbito digital: la falta de talento. Aunque no detalla la inversión que realizará Amazon en España con esta nueva región, el directivo asegura que “supondrá cientos de empleos directos” y que es “una gran inversión monetaria”. No obstante, insiste en que lo más importante es que este proyecto puede convertirse en un trampolín para formar a gente en competencias digitales y convertir la brecha digital en una oportunidad.
“La oferta de talento digital es muy limitada en España y en Europa. Podemos crear puestos de trabajo basados en el cloud y las nuevas tecnologías, pero la falta de talento es como un cuello de botella. Si no formamos a gente, cuando hay una necesidad muy profunda, se verá limitada la capacidad de adopción. No sólo cuando estamos entre la espada y la pared tenemos que cambiar, sino que toca renovarse (y formarse) de manera continua”, asegura Álava.
El poder de la tecnología en tiempos de crisis
El avance implacable y mortífero del virus Covid por todo el mundo pilló a individuales y a empresas por sorpresa. Casi de la noche a la mañana, el teletrabajo se impuso, muchas tiendas y comercios tuvieron que cerrar sus puertas y el turismo se esfumó de un plumazo. Entonces, la tecnología tomó un papel todavía más protagonista, con las videollamadas a la orden del día, plataformas digitales para trabajar en remoto, nuevos servicios para detectar el aforo y controlar las distancias de seguridad, etc.
“Tanto en Barcelona, como en Cataluña y en España la respuesta de nuestros clientes ha sido increíble frente a la situación que hemos vivido. El papel que asumimos fue el de dar soporte y ayuda. Movilizamos un equipo que creamos en 2018 para responder ante catástrofes y crisis y ofrecimos nuestro apoyo a clientes con créditos, ayudándoles a escalar y que pudieran hacer frente a la demanda creciente que algunos sí experimentaron. La escabilidad es uno de los valores del cloud, así como la posibilidad de reducir gastos --en algunos casos de hasta un 50%-- y de reinventarse”, añade Álava. “Con un data center tienes gastos de material, de software, de mantenimiento, de electricidad, de real estate… pero eso con el cloud no ocurre. Pagas por lo que utilizas y cuando quieres utilizar el servicio. Hay un ahorro de costes implícito e intrínseco. Además, si pagas por lo que usas, puedes innovar, tener un dinero extra en la caja. Si necesitas una infraestructura más grande, escalas a medida que crezca y te lo pida el negocio”, matiza.
España aprueba en ‘cloud’, pero necesita mejorar
Para Álava, en España “estamos bien” en términos de cloud y de servicios en la nube, aunque, según confiesa, “podemos mejorar mucho”. Amazon trabaja con grandes empresas presentes en el Ibex 35, pero también con pymes de diferentes tamaños y tipologías, que cada vez son más conscientes de la necesidad de cambiar y reinventarse. No obstante, “estamos al principio y esto es el comienzo de una revolución y transformación profunda. En un futuro los centros de datos de las compañías serán una excepción y no una norma”, asegura.
De hecho, y aunque muchos usuarios no sean conscientes, Álava recuerda que el cloud está muy presente en el día a día. “Está en todo los que hacemos. Cuando usamos una app de vehículos compartidos, publicamos un tuit en Twitter o realizamos una videoconferencia", señala. E insiste en que gracias a los servicios en la nube la necesidad de innovar de forma permanente es posible.
"Baja las barreras de acceso a la tecnología con costes muy reducidos y fomenta la experimentación. Pero, dadas las circunstancias que vamos a pasar en el futuro, y que estamos pasando ahora, la democratización de la tecnología también tiene que venir con una responsabilidad individual y social. No podemos asumir el papel de víctimas, sino que tenemos que ponernos a crear valor”, concluye.